Buzón


La primera revolución es revolucionarse

El país contempló impertérrito el espectáculo de la moción de censura; tan reprochable resultó el cinismo de quienes ganaron como la ausencia en la votación de quienes perdieron. Urge una revolución ética en el pueblo colombiano, nuestra fragilidad moral es una constante. Sólo en una sociedad donde se acepta como natural la injusticia, inevitable y necesaria la violencia y no despierta censura alguna la corrupción, pueden sobrevivir con estos vicios los regentes del poder. Es por ello que elegimos pero no escogemos y en consecuencia, estamos subordinados no a una clase dirigente sino a una casta dominante. Por lo anterior, nadie debe rasgarse las vestiduras; mientras no haya quien tenga un mínimo grado de autoridad moral, precisamente para censurar, será fecundo el terreno para los sátrapas de esta y otras mediocracias; seguirán usando el poder del poder para garantizar su impunidad ante la ley y la indiferencia de los ciudadanos par exhibir con altivez su indignidad ante los pueblos. Gabriel Pérez Dussán C.C. No. 80.135.836 de Bogotá

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