En nuestra Constitución Política se afirma el derecho a la privacidad que tenemos todos los colombianos. Ese derecho es inviolable. Sin embargo, en nuestra ciudad hay personas que se encargan de violarlo de manera flagrante y abusiva, y nadie les dice algo. La Defensoría del Pueblo, que no sé en manos de quién está, es un ente inoperante y coqueto con ciertas leyes y otras entidades. Pero defender al pueblo parece que es su mejor chiste. Empresas extranjeras llegan a nuestra querida tierra y abusan hasta la saciedad, escudándose bajo normas que no están escritas en ninguna parte y que los abusados debemos asumir como la ley de la tierra. Nosotros los colombianos tenemos derecho a comprar donde se nos dé la gana. Esto no les da permiso a entidades como Makro o Carrefour, o cualquier otro, de ejercer una autoridad fascista sobre lo que nosotros consumimos en sus almacenes. Yo, como colombiano, tengo el derecho a negarme a mostrar mis compras a cualquier persona. Si me piden el recibo para salir del almacén, me tienen que explicar por qué. Yo decidiré si lo muestro o no. Nadie, absolutamente nadie, me puede retener en contra de mi voluntad si no deseo mostrar mi recibo. Es mi recibo lo pagué con mi dinero. Cuando estas dos empresas abusivas me regalen su dinero para hacer yo mis compras, entonces yo les mostraré mi recibo. Mientras tanto, me niego a ser vejado por esta práctica ignominiosa de esos extranjeros. Si lo que ellos quieren es verificar si uno no está robando (porque desde que uno entra lo reciben como ratero tercermundista), existen cámaras ocultas para hacer verificaciones privadas. Si yo hago esto en Francia, el país de los derechos humanos, me reservan una celda, por abuso. Basta ya con estos extranjeros prepotentes que por más de 5 siglos siguen beneficiándose, trayéndonos abuso y miseria.
Antonio José Vargas Arnedo
C.C.No.73.092.570 de Cartagena.
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