Lo correcto no es que renuncie media fiscalía en Bogotá. Lo éticamente acertado es que renuncie la fiscal general de la Nación, Vivián Morales, para facilitar las investigaciones en torno a las posibles actuaciones de su cónyuge, Carlos Alonso Lucio. Un subalterno nunca podrá indagar y recolectar pruebas contra el marido de su jefa con absoluta independencia, y difícilmente se atreverá a acusarlo. De hecho, ya un fiscal se declaró impedido para conocer el caso. La fiscal debe dar ejemplo y retirarse, para que un nuevo fiscal general de la Nación, que no tenga conflicto de intereses, asuma con total independencia y autonomía todas las pesquisas que tienen que ver con Ralito; y si Lucio es inocente o culpable, tendremos la tranquilidad de que se falló sobre la verdad.
Mauricio Parra Benavides
C.C.No. 8.821.366 de Barranquilla
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