Buzón


Lo que importa no es el nombre

Ni que se haga un referendo, los cartage-neros van a decir Teatro Heredia- Adolfo Mejía, la gente lo va a seguir llamando senci-llamente, Teatro Heredia. Supongamos que mañana, a la Avenida Pedro de Heredia le ponen el nombre de Ra-fael Vergara Támara, merecidamente porque él fue quien con visión de futuro la construyó. Ustedes creen que la van a llamar Avenida Rafael Vergara Támara. No, la van a se-guir llamando simplemente la Pedro de Heredia, ni siquiera Avenida, porque así está fijado en la mente de todos. Creo que existe un acuerdo y un decreto que le dio el nombre de Jacobo Del Valle a la Avenida del Lago, con suficientes méritos por todo lo que este personaje le aportó a la cul-tura y a las tradiciones de la Cartagena de la primera mitad del Siglo XX. Ojalá se conozca más sobre lo que representó para la historia de la ciudad el célebre bodegón del cual Del Valle fue su principal creador y animador. Lo importante de los personajes no es que le pongan a algo su nombre, sino que se perpetúe su memoria por su vida y por su obra. En el caso Adolfo Mejía Navarro no es que no se lo merezca, lo que realmente él merece es que se difunda lo inmenso que fue su obra musical. Recomiendo que se reedite y se lea el libro Adolfo Mejía – La Musicalia de Cartagena y el trabajo Homenaje Celebratorio a los 100 años del natalicio de Adolfo Mejía Navarro, ambos del investigador y musicólo-go cartagenero Enrique Muñoz Vélez y que se promulgue el documental sobre Mejía “viajero de mí mismo”, que realizó la Univer-sidad Nacional de Medellín y que ha ganado innumerables premios nacionales e internacionales. Pero lo más importante que se debía hacer, es que la casa donde él vivió en el Barrio de San Diego se convierta en un museo que albergue sus pertenencias y toda su obra mu-sical, que paradójicamente reposa muy bien cuidada por el Colegio Máximo de Acade-mias Colombianas y particularmente por el benemérito Patronato de Artes y Ciencias de Colombia en Bogotá. Si este sueño se cumpliera, que reitero es lo importante de acuerdo a la grandeza del personaje, yo sugeriría que se supere esta polémica que sin sentido se viene agitando, poniéndole el nombre de Teatro Distrital de Cartagena, 100 años después de que le pusie-ran en 1911, Teatro Municipal, cuando el actual Distrito era Municipio. De lo contrario, que lo llamen como quieran porque lo importante es que el Teatro se utilice bien, se mantenga bien y no vuelva a suceder con él lo que pasó durante varias décadas que estuvo cerrado para vergüenza de la ciudad. Augusto Martínez Martínez C.C. No 9.058.967 de Cartagena

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