Los más felices, según encuestas realizadas, son los colombianos, algo que da risa, pues seguro las encuestas fueron hechas a los ricos de este país, a los empresarios, como el sector financiero con sus ganancias anuales de 8, 9 billones de pesos y a los altos funcionarios gubernamentales con sus sueldos astronómicos. Así cualquiera es feliz, como el caso de los congresistas que según un periodista del interior, cada uno le cuesta al estado mensualmente aproximadamente la módica suma de 82 millones de pesos, lo que me recuerda que cuando se propuso pagar a las madres comunitarias un salario mínimo mensual, no había plata, según Minhacienda, pero ya estaba lista la plata para comprar 2 camionetas para cada congresista por 120 millones cada una.
La realidad es otra, la mayoría de los colombianos viven en la pobreza, digamos un 70 %, y cada día los pobres son más pobres, mientras los ricos son más ricos y eso pasa en un país donde los gobiernos son flojos, indiferentes, marionetas de los ricos, pobres de espíritu que no se dedican a gobernar correctamente; es decir, administrar bien los impuestos que se cobran y se supone son para dar bienestar a los ciudadanos. Gobiernos compuestos por personas que llegan a esos altos cargos por pura vanidad personal, no porque tengan verdadero espíritu de servicio o para enriquecerse con los dineros del Estado. Gobiernos que entregan sus responsabilidades constitucionales a los particulares, como por ejemplo la salud y el empleo, sin llevar un verdadero control sobre los servicios que prestan, haciendo estos lo que les da la gana, como es el caso de la salud. En cuanto al empleo el gobierno se inventó una reforma tributaria, que hace exención de impuestos a la empresa privada para que genere empleo pero sabemos que la política de la empresa privada es obtener la mayor ganancia con el mínimo de gastos así que mamola. Pienso que se debe hacer exención de impuestos a la empresa que esté generando empleo no a todas porque a raíz de esa reforma comenzaron a aparecer empresas de garaje, de todo tipo, que nadie sabía que existían. Hay países donde hay una competencia sana entre los gobiernos y la empresa privada con el fin de evitar los monopolios privados y buscar la mejor calidad en los servicios y productos y así llegar al desarrollo lo cual, así como vamos, no creo se vea un día en Colombia. Dios libre al pueblo colombiano de tanto abuso.
José Cabeza M.
C.C.No. 9.073.805
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