Según la revista Semana, en el lenguaje del "cartel de la contratación", hay dos clases de contratistas: los corruptos "buenos" y los corruptos "malos". Los "malos" son los que contratan las obras para hacer "lavado de activos" y las terminan; y los "buenos", son los que aparentan ser honrados, pero necesitan el anticipo que les dan para "hacer empresa"; y, al final, se gastan el anticipo sin terminar las obras y, de esta manera, volver a "contratar" o solicitar otro "anticipo", en una cadena que parece no tener fin. Es decir, que los "malos", en el fondo, son los "buenos" porque concluyen las obras. El negocio es tan jugoso, sobre todo para los "buenos y honrados", que han terminado siendo los nuevos "barones electorales", muy por encima de los "barones de la droga", "eligiendo" alcaldes y gobernadores a través del voto popular "amarrado" a sus intereses. La elección popular de alcaldes y gobernadores, el "remedio" que se concibió para acabar con la "rosca" de los nombramientos a dedo, resultó peor que la enfermedad, hasta el punto que ya se escuchan voces que piden a gritos que se vuelva al mecanismo anterior, en vista de la corrupción tan grande que "amenaza con desestabilizar la institucionalidad del país y acabar con nuestra democracia", en palabras del vicepresidente Angelino Garzón.
Rafael Yepes Blanquicett
C.C.No. 9.093.223 de Cartagena.
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