Movilidad, violencia e inseguridad

Muy a pesar de las medidas tomadas por la Administración Distrital, la movilidad sigue siendo un caos, la violencia no se detiene y la inseguridad sigue rondando por todas las calles y rincones del Corralito de Piedra. Los trancones a toda hora del día o de la noche en los sectores de la Bomba de El Amparo, Bazurto, la India Catalina y Puerto Duro parecen eternos. Los mototaxistas, cada vez que se sienten lesionados, paralizan la ciudad sin importarles las incomodidades generadas por su actitud egoísta e insensata. Ciudadanos iracundos, enfadados por la mala prestación de los servicios públicos, queman llantas y cierran vías; otros tantos, tratan de hacer justicia por su propia cuenta, destruyendo centros hospitalarios y linchando a delincuentes menores o a conductores irresponsables. Por su parte, las nuevas bandas de la delincuencia organizada, llamadas eufemísticamente "Bandas criminales" (Bacrim), junto con las pandillas de jóvenes delincuentes y microtraficantes de drogas, siembran el terror entre la población civil que, inerme, observa cómo poco a poco la ciudad se va desmoronando. La Administración Distrital y la Policía Metropolitana de Cartagena tienen el reto de, por lo menos, minimizar, los efectos nocivos en estos tres frentes problemáticos antes de que finalice 2011. De no hacerlo, la próxima administración tendrá que degustar estos tres chicharrones bien duros, difíciles de masticar, deglutir y digerir, uno de los cuales, el de la movilidad, se supone que será resuelto de una vez por todas cuando entre en funcionamiento el Sistema Integrado de Transporte Masivo Transcaribe. Amanecerá y veremos, le dijo el ciego al sordo. Rafael E. Yepes Blanquicett CC. 9.093.223 de Cartagena