No a la mal llamada cultura del picó

Señor Director: Nuevamente le felicito por esta campaña en contra de la mal llamada cultura del pick up (picó) y del ruido, como comenta en su Editorial. Ojalá la policía, el EPA y la Alcaldía tomen más cartas en el asunto. No se trata solo del problema de prevenir las peleas y las agresiones físicas durante un mes. Se trata de garantizar permanentemente a toda la ciudad y en especial a la mayoría de todas las barriadas su derecho al sueño y a la tranquilidad. Por si acaso, aclaro, que yo nací en El Cabrero, y aprendí a amar la música de la Sonora Matancera oyendo a lo lejos los bailes de Chambacú, pero es que eso era otra cosa. En esa época tales bailes se hacían con unos pequeños picós que parecían juguetes inofensivos comparados con la potencia en “watiaje” y agresión de los picós y equipos contemporáneos. Tal vez aquellos primeros picós se pudieron considerar una cierta forma de cultura, pero lo de ahora es francamente el desmadre de los jinetes picoteros del apocalipsis bajando por las cuatro vertientes de la Popa hacia los cuerpos de agua. Es decir, la guerra total de unos cuantos contra todos. Persistan en su campaña que los sabrá agradecer toda la ciudadanía, especialmente la de los barrios pobres que a veces parecieran no tener derecho a su tranquilidad. Pacho Angulo CC 17.176.216 de Cartagena