Desastres y más desastres. Esa es la triste realidad que vive Colombia. En Cartagena comienza la prevención cuando el desastre ya ha acabado. El ejemplo claro es el cerro de La Popa, pues hace muy poco tiempo tuvimos la oportunidad de verlo derrumbarse en la parte occidental hacia el barrio Lo Amador, Avenida Pedro de Heredia, frente a la Olímpica. Pasó la lluvia y se acabó la prevención. Están los medios anunciando que viene el mal tiempo hacia la Costa Caribe y todos esperamos regresar al pasado triste de inundaciones, evacuaciones y destrucción del emblemático cerro. Por fortuna y para cierto consuelo, El Universal publicó, en primera página, que se presentará un proyecto de 100 mil millones de pesos para convertirlo en el “Parque Botánico La Popa”. Tendremos la tarea de pedir a La Candelaria, muy arrodillados, que suceda el milagro y termine la desesperación de tantas personas de escasos recursos que rodean a este bello paisaje viviendo con el credo en la boca. Que los señores que se desempeñan en “Prevención y Atención de Desastres” comprendan que el dinero que llega a esas arcas es el del pueblo. Siéntanse orgullosos salvando vidas y embelleciendo la ciudad. Miremos hacia el interior del país, cuánto dolor, cuánta desesperanza, cuánta soledad los rodea. Seamos sensatos.
Quintín Contreras C.
C.C.No.3.796.756 de Cartagena.
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