A veces me da la impresión de que muchas personas, medios, columnistas, grupos, partidos políticos, dirigentes y pare de contar, quieren un procurador que actúe según sus intereses, simpatías, animadversiones, color político, opiniones y criterios. Un procurador que se acomode a la galería y a los medios. Pero, ¿es eso posible? Lo considero poco probable, ya que el funcionario, contrario a lo que muchos desean, debe actuar conforme a los procedimientos legales y a las realidades establecidas en los procesos disciplinarios, por ser sus facultades regladas. Hay pues, garantías: debido proceso, recursos para impugnar decisiones, y la acción ante la jurisdicción de lo contencioso-administrativo con miras a lograr la nulidad del fallo sancionatorio. Eso en lo que hace referencia al aspecto legal, pero no podemos soslayar lo que se espera del comportamiento ético de una persona investida de tan alta dignidad. Creo, dicho lo anterior, que no es fácil que haya un procurador al gusto de cada quien; y menos si tiene, como generalmente pasa, enemigos acérrimos y críticos tenaces dispuestos a pararlo y/o acabarlo.
Marco Polo Guerrero
C.C.No.9.056.220 de Cartagena.
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