La clase politiquera de Colombia cada día se parece a las prostitutas, porque en la noche se acuesta perteneciendo a un partido político, pero amanece perteneciendo a otro. Estos hechos que a diario vemos en la mayoría de quienes nos gobiernan y en quienes aspiran a gobernarnos, debe llamar la atención a quienes en últimas debemos tomar la decisión de elegir. Hoy ya no existen ideología ni principios por parte de esa clase politiquera, y sólo existen intereses personales y de grupos; y por eso, cambian de partido político como cambian de ropa. Y sólo basta con que otra persona que financia las campañas les ofrezca más dinero, lo cual repercute negativamente en todos los aspectos, porque no se elige a los mejores por su hoja de vida o programas de gobierno, sino salen eligiendo al que más dinero le metió a la campaña. Luego de asumir el cargo para el cual fueron elegidos, muchos roban y dejan que otros roben, para complacer a quien los financió en su campaña, para que pueda recuperar su dinero. Por eso, hoy en Colombia entre los grandes negocios que dan una gran utilidad está la politiquería, la salud y el narcotráfico. De ahí que a diario los diferentes medios de comunicación nos informen sobre los grandes escándalos de corrupción de funcionarios del Estado.
Rubén Castro Quintana
C.C.No.73.071.990 de Cartagena.
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