Buzón


Protesta peligrosa

El lunes 19 de Julio, sucedió un hecho que, aún cuando puede catalogarse de espo-rádico en nuestra ciudad, es una manifesta-ción más del espiral de inseguridad que viene deteriorando día a día la calidad de vida de sus habitantes en todas las esferas sociales o económicas. En concreto, un grupo de personas, pre-suntamente habitantes de las faldas del cada vez más deforestado Cerro de la Popa, de-cidieron protestar en la principal vía de ac-ceso a una de las construcciones que com-ponen el Patrimonio Histórico, no solo de los cartageneros y colombianos sino, de la humanidad. Hasta ahí todo bien -el ejercicio de la protesta dentro de los causes de la constitu-ción y la ley es un derecho fundamental-, pero lo ocurrido el lunes, lamentablemente, es la demostración de que el abuso de los derechos, como sin duda lo es la ejecución de actos de vandalismo colectivo, como la quemazón de llantas -que atenta contra el medio ambiente y la salud de las personas que indefensas se ven obligadas a inhalar humo tóxico-, no pueden seguir parapetán-dose ni justificándose tras el ejercicio de un derecho. Una cosa es protestar como seres huma-nos dignos y civilizados, en forma pacífica, respetando los derechos de quienes no par-ticipan de la protesta, y otra cosa es una turba, que atenta impunemente contra la salud de los demás ciudadanos y contra el medio ambiente. Ese día lunes, los vecinos del sector, ate-rrados por el peligro inminente de que el fuego de las llantas se saliese de control, lle-vándose con este los frutos del trabajo de todas sus vidas; afectados por las nubes de humo toxico; e impotentes ante los peligros inherentes a la irracionalidad del vandalis-mo, llamaron infructuosamente a los bom-beros que aterrados ante la furia de la turba se limitaron a responder que solo acudirían si los protegía la fuerza pública. La verdad, no creo que la violencia y el vandalismo ambiental sean el camino que lleve a las personas que hicieron parte de los disturbios del lunes a la solución de sus problemas y sí uno que va a generar mu-chos más y Dios no lo quiera, algo que la-mentar. Hay que empoderar a la gente, pa-ra que construyan su propio progreso, para que proteste civilizadamente y así reafirme su dignidad, dando cada ser humano ejem-plo reciproco de respeto por los derechos ajenos, pero no podemos ser tolerantes ante las vías de hecho. Finalmente quiero expresar que lo que me lleva a escribir esta breve reflexión es el hecho de que es necesario que tomemos conciencia de que el ejercicio de nuestros derechos, individuales, colectivos o sociales no puede ser tomado como excusa válida para atentar impunemente contra los dere-chos de los demás, como los derechos, afectados por los actos de ese día, a la salud y a vivir en un medio ambiente sano; y que tomemos conciencia del daño ecológico que causamos cuando toleramos la quema de llantas. ¿Será que no seremos capaces de encon-trar vías pacíficas para lograr nuestros pro-pósitos sin pasar por encima de los dere-chos de los demás y la salud de nuestro pla-neta cada día más enfermo? Los invito a re-flexionar y a protestar con el corazón y con la razón y no con odio y violencia. María Olarte CC. 35.313.579 de Engativá

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