El poderoso se impone con la sola presencia del cuerpo de seguridad que antecede su irrupción o el desplazamiento. Es el privilegio. En contraste leemos: el presidente de Suiza va en tranvía al trabajo. Se entiende la "seguridad" en países conflictuados, no la arrogancia, la posición dominante en lo vivido por Irina Junieles y las jueces desplazadas de su mesa al llegar un "semidios". Pasa a cada instante donde inculcan que ser servil y "comer callado" es exaltar la condición humana. Anteanoche irrumpieron en bicis de alquiler y en contravía 5 gringos monitos y cuajados. El motilado y la sobradez dejó claro que eran marines, CIA, DEA o lo que sea. Al lado de La Gorda de Botero displicentes, uno tiró la lata de cerveza y la bicicleta. El otro la levantó, vació la canastilla y se puso a arreglar la cadena. El golpeteo de las latas atrajo las miradas y la reacción. Al unísono brincamos mis dos amigas: una francesa, otra bogotana y yo, y en francés, inglés y cartagenero los exhibimos e increpamos: !Que vaina es esa! !Respeten! ¿Acaso es su idea de civilización? Nos miraron con cara de magnum, pero recoger la basura se volvió exigencia colectiva. !Y les tocó!. ¿Cuantas atropellos pasan a diario? La gente no reacciona y calla. Parte del problema es la tolerancia que pulveriza la dignidad y nos hunde. Por eso insisto, por perversa hay que enfrentar la expresión: "vendamos a Cartagena", con ella vendemos algo más que servicios.
Rafael Vergara
C.C.No. 9.067.472 de Cartagena.
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