Buzón


Relojes de control de la muerte

El domingo 8 de julio, siendo aproximadamente  las 2:30 de la tarde, tomé el bus UAQ 382, en la carrera 3A de Bocagrande  para dirigirme al Centro.  El  chofer, un joven, aceleró,  y pasó rápidamente  al bus  que iba delante de él. Cuando el otro bus lo alcanzó, el chofer de mi bus, señalando el reloj, gritó que iba atrasado para reportarse, y arrancó otra vez. Lo que  siguió fue  la carrera. Mi bus lo volvió a  pasar  y corriendo fue pasando  3 buses más. Al oír  que yo estaba gritándole que no corriera, él frenó  súbitamente, y volvió la cara  para preguntarme qué pasaba. Le dije que, por favor, no corriera así  y le recordé que hacia dos o tres días un bus por la Avenida Santander  mató a  dos motociclistas  por estar corriendo. Él se quedó mirándome fijamente por algunos segundos, y siguió andando normalmente por unas cuadras, pero al doblar  por el batallón  volvió a  su carrera contra el tiempo. Pedí  mi bajada anticipadamente, sabiendo que el chofer  no iba a dejar de correr, y apunté la placa. Ya he visto varias veces esta experiencia aterradora montando los buses de Bocagrande  al Centro con el reloj de control  de la muerte.
Piedad del Valle Cassalins
C.E. No. 125.262

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