Algo desconcertado quedé al leer los criterios del acordeonista Julio Rojas respecto al festival de la Hamaca Grande, Máxime, por la condición de ser hijo de la sabana de Bolívar. Julio, ¿por qué tú? Dices que compartes las gestiones que se están haciendo por rescatar la difusión de la música sabanera. Te contradices. Una cosa es que los nuevos exponentes no la ejecuten ajustados a las reglas, a que haya desaparecido. Y si crees que cada cual puede ejecutar la música “como se lo dicte la conciencia”, entonces ¿por qué los críticas? Ahora, si a alguien le debe dar vergüenza tocar el merengue y el paseo con “cara de Francisco El Hombre”, tú eres el perfecto ejemplo. A los jóvenes se les puede perdonar, por su escasa experiencia. Entiendo los sentimientos de gratitud a esta tierra que te ha coronado dos veces rey, hazaña sólo superada por (cosa curiosa) otro sabanero: Alfredo Gutiérrez. Pero, desdibujar cualquier festival en pro de las músicas sabaneras, crea una distorsión injustificada al real aporte, apreciación que de paso recae en la misión de la “Corporación Juglares del Caribe”. Y sobre tu vivido deseo que naciera acá una mujer de empuje “que defienda la identidad de su propia cultura”, me extraña que no la reconozcas. Es más, hay varias, pero son tan inteligentes que ninguna se apropia en primera página de su valioso aporte. Me despido con un poco de nostalgia y mucho respeto de este connotado acordeonista amigo, reiterándole la pregunta: Julio, ¿por qué tú?
Emilio Ahumada Viaña
C.C. No. 9.078.413 de Cartagena.
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