Por experiencia propia, y como abogado les hablo, actuaría como un irresponsable, con el perdón de mis profesores de Derecho Penal, si asumiera un caso penal, pues pese a que en el pregrado obtuve buenas calificaciones, ese área no es mi fuerte, ya que no me he dedicado a ella. La Corte Suprema tiene una tarea, elegir al Fiscal General de terna que le envíe el Presidente, y aún cuando ello parecería ser suficiente, considero que no resulta arbitrario el que se llame al entendimiento del Jefe del Estado, en el sentido que tal cargo de Fiscal deba ser ejercido por una persona que, además de las calidades que exige la Constitución Política, sea un experto en Derecho Penal. El Presidente sin embargo, ha demostrado su prepotencia, llamando a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, hipócritas, sepulcros blanqueados, en clara alusión a las palabras de Jesucristo, cuando se refería a los fariseos, indicando que estaban por dentro llenos de inmundicia, aunque parecían honrados por fuera. No me parece que esa deba ser la actitud de un Jefe del Estado frente a altos dignatarios, que como representantes de una de las ramas del Poder Público, se encuentran a su mismo nivel. Si algo debe haber entre las ramas del poder público es respeto, además de la colaboración armónica que impone la Constitución Política, sin que ello implique que uno esté subordinado al otro. Igual, deberían pensar los candidatos a Fiscal propuestos por el Presidente. A menos que haya otros intereses, que ni siquiera la lógica pueda superar. Luis Guillermo González Zabaleta C.C. 73.151.647 de Cartagena
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