Para quienes hemos sido seguidores de los distintos festivales que se realizan en nuestra región, desde hace poco más de 10 años atrás, nos damos cuenta de las distintas facetas que le ha tocado vivir al Festival Vallenato. Para esa época, por influencia de los gru-pos al margen de la ley, el Festival Vallenato no recibía una cuota importante de afluencia turística, por los consabidos riesgos a que se exponía quienes lo hicieran. Colombia era para esa época territorio de nadie, un país en donde estábamos divididos en regiones aisladas, en los cuales ejercía el mando quienes más poder alcanzaban y pu-dieran administrar u ostentar, constituyéndo-se así un dominio regional o local absoluto de parte de estos grupos belicosos, con la grave-dad que la población no tenía la protección de las amenazas circundantes por parte del le-gitimo defensor que es nuestro estado colom-biano. Estos factores de inseguridad y violencia, donde se vieron salpicados importantes diri-gentes del Cesar, incidió notoriamente y de manera negativa en la parte turística del evento festivalero en sí. A partir del año 2003, cuando se inició la política de Seguridad Democrática, donde estuvieron de moda las caravanas turísticas para incentivar precisamente el escaso turis-mo de la época, el Festival Vallenato retomó su acelerado ritmo de afluencia de gente de otras regiones del país, tanto así que el Parque de la Leyenda Vallenata, con su potencial ca-pacidad, le está quedando pequeño el evento. Luego, con el traslado del Festival de la plaza Alfonso López al Parque de la Leyenda y con la puesta en marcha de la política de Seguridad Democrática, el Festival Vallenato ha tenido un gran avance lo cual ha permiti-do un desplazamiento vehicular masivo por todas las carreteras del país, en donde se hace notoria la retoma del poder y la presencia del Estado en cabeza de sus Fuerzas Armadas, brindando tranquilidad y seguridad al visi-tante. Se rompió aquel encierro obligado en que vivíamos los Colombianos por cuenta de los grupos ilegales. Hoy, guste o no a algunos, el país vive una relativa paz, somos capaces de salir del encierro obligado por cualquier carretera del país a cualquier destino sin exponernos a la consabida pesca milagrosa, podemos despla-zarnos al Festival para disfrutar este impor-tante evento, las maravillas de sus paisajes, así mismo la fraternidad y hospitalidad del valle-nato. Julio Bossio Marrugo CC. 7.882.846 de Arjona
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