Primero, el sabor, el sabor de la comida criolla cartagenera que se comía en lugares populares, como “La Plaza de Telecom” y “La Plazoleta de la Olímpica”. Varios restaurantes con acceso a todos los bolsillos funcionaban prácticamente al aire libre. Una buena variedad de deliciosos platos se ofrecían en la carta, carta bemba, para parodiar la expresión de los cubanos al referirse a la transmisión oral del diario acontecer. Ahora, el sinsabor. Como los negocios fueron cerrados, hay que encontrar una solución que permita que sigan funcionando, obviamente, en las mejores condiciones exigidas para todo expendio de comidas preparadas, con capacitación a los dueños, a los cocineros y a sus auxiliares. A lo mejor, el derecho a la igualdad no cuenta. ¿Por qué en las plazas de Santo Domingo, San Pedro, Pareja, etc., sí se autoriza el funcionamiento de restaurantes y en las arriba mencionadas no? ¿Por qué gentes de escasos recursos no pueden continuar con esta clase negocios que les permitan obtener lo que Estado les niega? Queda el sinsabor de la discriminación.
Marco Polo Guerrero
C.C.No. 9.056.220 de Cartagena.
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