Buzón


Sobre el caso de Jenny Castro

Es aberrante que haya casos como el de los vándalos de estrato alto que andan por ahí disparando cápsulas de paint ball a las personas que van por la calle. Pero más aberrante es que el propio papá de tamaños sinvergüenzas salga a tratar de enmendar el error diciendo que se trata de jóvenes en busca de su identidad, y trate igualmente de restarle gravedad al asunto argumentando que la agredida lo que quiere es plata.
Poco importa que la agredida sea una mujer de piel negra. Aunque ello sea además un agravante si se consideran las frases que dicen que los vándalos lanzaron a medida que disparaban, el hecho grave es que se ataca a otro y que además se ataca sin motivo.
Esa es una conducta absolutamente reprobable, independientemente de quien es el agredido. No es admisible que una persona rubia, negra o india, agreda a otra persona negra, rubia o india, o de cualquier otro color. Eso es una arbitrariedad enorme. Es reprobable aún si hubieran disparado a las paredes, pues estarían ensuciando los bienes públicos o privados, sin tener derecho a ello. Atacar a otras personas en pro de una malsana y retorcida diversión, raya en el delito y es síntoma de desórdenes emocionales.
Tal vez los padre de estos vándalos han sido excesivamente dadivosos con sus hijos suministrándoles en demasía comodidades y lujos que al hastiarlos, hacen que busquen nuevas formas de saciar sus primitivos instintos y lleguen a extremos como éste, pero no se ha preocupado por si sus hijos desarrollan valores. Tal vez ni siquiera ellos los tiene, o tal vez cree que el único valor que importa es el dinero.
JOSE DEL CARMEN MONTERO
C.C 73’236.335 de Mompóx


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