Buzón


Visa USA

Humillante y desconcertante, por califi-carla de alguna manera, fue la experiencia que mi hija menor, Daniela, en compañía de su madre, vivieron en las oficinas de la Embaja-da de Estados Unidos. Resulta que Daniela, de 14 años, desde que tenía 9, cuando celebramos el cumplea-ños de su hermana mayor hace cinco años, nos dijo que no quería fiesta, que ella prefería que le regalásemos un viaje a Estados Unidos para conocer los parques de atracciones me-cánicas que hay en la Florida. Este año, bien temprano para no tener in-convenientes, comenzamos los trámites de ri-gor: solicitud de pasaporte, averiguaciones en las agencias de viajes que organizan excursio-nes de quinceañeras, organizar y reunir los documentos que exige la Embajada, tanto de la niña como de ambos padres (100 folios aproximadamente), solicitar la cita en esa en-tidad y programar viaje a Bogotá. Por fin el día esperado febrero 12 del presente año, bien temprano llegaron mi señora y la niña a la Embajada y después de tres o cuatro horas de larga espera, las atendió una funcionaria que no tardó más de cinco minutos con ellas, no revisó la documentación y luego de cortas preguntas, les expidió un documento donde lamenta que la niña no es “elegible” por cuanto no tiene vínculos con nuestro país que la aten al mismo y porque no estaba claro cuáles eran las intenciones de su viaje a Esta-dos Unidos; es decir, sospechosa de querer quedarse en USA. La decisión, dice el docu-mento, es inapelable. En ese momento terminaron cinco años de ilusiones de una niña cartagenera cuyo único propósito era conocer Mickey Mouse. Guillermo Cabrales Vargas CC. 73.082.954

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