En Colombia como en todo el mundo, los tiempos de elecciones son ricos en: Creatividad publicitaria: Encontramos eslóganes que enamoran a cualquiera, le ponen cabello a un calvo, son capaces de cambiar hasta de sexo a los proponentes sin que nadie se de cuenta... La capacidad de mentir se eleva a la ené-sima potencia por parte de los aspirantes, los cuales se convierten en fieles discípulos de Maquiavelo. La plata aparece porque aparece. Los as-pirantes la reparten y los votantes se vuel-ven peores que los candidatos para robár-sela, presentando enormes listas de su-puestos zonificados... Resulta trabajo para muchas personas: Los que pintan los avisos, las tipografías, los que venden y marcan camisetas, alquiler de salones, sillas, vehículos, la publicidad política pagada. Mejor dicho, la polítique-ría es una Empresa que debería hacer elec-ciones populares cada 6 meses para acabar con el desempleo. A decir verdad, terminan las campañas dejando múltiples quebrados, ahogados, frustrados y miles de desilusionados ciuda-danos que malvendieron su voto. Estamos en el momento exacto de pen-sar y reflexionar seriamente, porque de nuestro voto depende el futuro del país por muchos años. No comamos cuento, no vivamos de fantasías ni del dinero de unos días... Nuestro futuro digno no tiene precio. ¡Vo-temos bien! Gustavo Idárraga Celada C.C. 8249650 de Medellín.
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