El pueblo colombiano tiene la responsabilidad histórica de elegir este 30 de mayo, un Presidente capaz de diseñar e implementar políticas que conduzcan a solucionar la grave crisis política, económica, social, ética y moral que padecemos. Y que sirvan para derrotar el desempleo, la corrupción, el déficit de vivienda digna, la baja calidad de la salud y de la educación pública, los malos y caros servicios públicos domiciliarios, la inseguridad ciudadana y la pérdida de valores éticos. El momento es propicio para que los ciudadanos voten libremente, con la con-vicción que el elegido es la mejor opción. No se trata de andar lamentándonos de nuestros problemas, criticando, renegando y echándole la culpa a los políticos. Lo que necesitamos es acción. Porque si el día de las elecciones somos indiferentes, confor-mistas, abstencionistas, vendemos el voto o lo hacemos por simple amiguismo; sin dis-cernir con claridad y sensatez las conse-cuencias de nuestra actitud; seguiremos empoderando a los mismos con los mismos vicios de siempre, y no se podrá definir e implementar el cambio que el país requiere y anhela; comenzando por rescatar la con-fianza de los gobernados en las instituciones democráticas del Estado. La campaña debe desarrollarse mediante la confrontación de ideas, programas, pro-puestas concretas, atractivas, financiables y realizables, erradicando la guerra sucia, ya que lo se requiere son soluciones estructu-rales e integrales; aplicando estrategias cla-ras que enfrenten los problemas de fondo. Benjamín Maza Buelvas CC. 9.072.891 de Cartagena
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