Gracias a la Vida por habernos permitido conocerte, Mercedes. Gracias a ti por tu canto rebelde y auténtico. Te quisieron acallar y no te amilanaste ante nada. Te enfrentaste a las botas y los fusiles y saliste victoriosa enarbolando las banderas de la Libertad. Cuando creíamos que todo había terminado, tu melodiosa voz de la Pampa Argentina nos recordó que todavía había por quien luchar. Tu partida, aunque nos ha dejado tristes, es el comienzo de un nuevo camino lleno de incertidumbres y de preguntas sin respuestas. Gracias por alegrarnos la vida, Negra, como te decían. Que la paz y la serenidad de la Otra Vida te acompañen siempre en tu viaje a la Eternidad, junto a Celia, Neruda, Héctor, Whitman, Michael y García Lorca. Así sea. Rafael E. Yepes Blanquicett 9.093.223 de Cartagena.
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