Soy consciente de la importancia de evaluar los procesos académicos desarrollados con los estudiantes; pues es un referente importante para cualificar y mejorar lo que tiene falencia, máxime si es una pruebe externa. No obstante, a raíz del descubrimiento del robo de la información de la Prueba de Estado aplicada hace unas cuantas semanas, quedan en entredicho los puestos de “muy superior” y “superior” que algunas instituciones renombradas nacionalmente, ostentan por sus resultados desde hace años. Igualmente, ahora se sabe que la diferencia entre una región y otra no se debe a la competencia leal, sino por la forma como se cuela la información que les beneficia. En mi concepto las cosas no son tan leales; no hay honestidad y se demuestra una vez más, que la pirámide de reconocimiento debe leerse de abajo hacia arriba. Es decir, mientras las instituciones educativas estatales cumplen con los requerimientos de los gobiernos, algunas privadas, deshonestamente, por tener dinero, compran información para obtener la prueba con quince o veinte días de anticipación y preparar a sus docentes. Para la muestra un botón. Las instituciones oficiales que siempre aparecen en los últimos puestos en los resultados de las pruebas de estado, son las que desarrollan el mayor número de programas contra todos los problemas sociales, culturales, entre otros, mientras que instituciones que sacan buenos promedios, sólo se dedican a desarrollar actividades pre-pruebas estatales. Entonces me pregunto ¿Así quién no saca excelentes resultados?
Edinson Pedroza Doria
c.c No 8.754.497 de Soledad-Atlántico
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