El primero de ellos sucedió hace 15 días en Daniel Lemaitre, donde un perro fue encontrado tras recibir un tiro en la cabeza.
Aunque la comunidad no quiso dar mayor información, dos personas dieron aviso a Marta Bonilla, directora de la Fundación Ángeles con Patas.
“Primero me llamó una persona y le pedí que llevara al perro a la Fundación pero no se atrevían a cogerlo pues decían que no sabían si mordía. Luego me llamó una niña que pasaba por el lugar y me dijo que el perro estaba tirado en el andén e incluso que creía que estaba muerto, un voluntario de la Fundación se acercó y confirmó que el perro estaba agonizando, pero aún estaba vivo”, relató la directora de Ángeles con Patas.
El animal fue trasladado al veterinario quien informó que la bala le había entrado por la parte de atrás de la cabeza y había salido por la parte frontal.
“Afortunadamente no le fracturó el cráneo, solo tocó piel y tejido muscular, por lo que pudimos intervenir sin mayor complicación”, afirmó Ubaldo Puello, médico veterinario que atendió al canino.
“El perrito llegó moribundo, no comía ni dormía y la cabeza la tenía gangrenada y llena de gusanos”, detalló el especialista. Lo anterior hace pensar al médico veterinario que el perro tenía 3 o 4 días con la herida.
Luego de una semana de aplicarle destroza y antibióticos el perro comenzó a manifestar una notable mejoría. “Ahora come y duerme bien, no ha presentado convulsiones ni problemas al caminar”, afirmó Puello.
Otro caso
El segundo caso se dio en una vivienda del barrio Altos de San Isidro, donde una señora tenía amarrada con un alambre a un perrita.
Los vecinos informaron igualmente a la Fundación Ángeles con Patas para que interviniera en la situación por el lamentable estado de la canina que presentaba una herida profunda y enrojecida alrededor del cuello.
Aunque inicialmente la dueña se negaba a entregar a la perra aduciendo “que había sido su perra de toda la vida”, finalmente terminó accediendo ante la insistencia de una voluntaria de la fundación quien le explicó que necesitaba ser atendida.
Édgar Castro, veterinario que la atendió, informó que: “La herida tenía 4 centímetros de ancho y uno de profundidad, estaba infectada y llena de gusanos por lo que nos tocó hacer una rasuración en el área, darle desinflamatorios y antibióticos, pues la herida resultaba bastante dolorosa para el animal”, agregó.También le han aplicado cicatrizante.
Por el estado de la herida se cree que tenía más de 15 días, y de no haber sido atendida la infección hubiese podido comprometer otros órganos como la tráquea, el esófago y/o la columna cervical llevándola a la muerte en menos de otros 15 días.
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