La concesión que piden inversionistas para materializar un proyecto de una marina en Castillogrande, contempla más de 6 hectáreas sobre el mar, donde se instalarían 266 puestos para embarcaciones; además de un lote de aproximadamente 1 hectárea para 100 parqueaderos de vehículos, entre otros complementos.
Ante este panorama, y tras estudiar detalladamente dicho proyecto de marina, la Junta de Acción Comunal (JAC) de Castillo considera no viable su desarrollo, por el bienestar de la comunidad y de la zona.
Por consiguiente, enviaron un oficio a la autoridad marítima Dimar, exponiendo los puntos por los que se oponen al proyecto.
Para la JACuno de los temas más importantes para resistirse al proyecto es la movilidad del barrio.
Jesús Puello Chamié, miembro de la JAC de Castillo, dice que ante la eventualidad de una marina en la zona, se complicaría aún más la movilidad por el barrio y sus entornos, debido entre otras cosas al déficit de vías por el que ya sufren.
A eso sumaría la cantidad de vehículos adicionales que llegarían a la zona por la influencia de marina, traduciéndose eso en congestión vial, al entrar y salir del sector muchos carros.
También consideran que el número de parqueaderos es poco para el flujo de vehículos que atrae un proyecto como éste, por lo cual creen que al agotarse los estacionamientos, se tomarían arbitrariamente las calles como parqueadero.
Igualmente argumentan que la marina arrastraría problemas ambientales, ya que interrumpiría el flujo de las aguas, produciendo sedimentación en el litoral y aguas escasas de oxígeno, por lo cual conjeturan que si esto pasara, acabaría con la vida marina del lugar generando un nivel alto de contaminación.
Asimismo se llenaría de combustible el mar, la contaminación aumentaría por el mantenimiento que requieren los botes, habría mayor presencia de aceites en la superficie acuática y otros trastornos ambientales.
ÁREA DE USO PÚBLICO
La superficie marina es de uso público, y va a ser afectado si se hace una marina allí en Castillogrande, dice la JAC.
Ya no se podrían hacer eventos náuticos, como las competencias de vela y otras actividades recreativas, porque el espacio se estrecharía sustancialmente con la marina el espacio de la Bahía Interna, espacio que igualmente es utilizado por turistas, y no solo por los habitantes del sector.
Otro tema que les genera preocupación es la vocación urbana de la zona, que hoy es residencial en Castillo y mixta en Bocagrande.
A su criterio, una marina cambia el uso de vocación del sector, porque lo volvería comercial, no solo por la marina, sino por la creciente actividad mercante y todos los negocios que se generan alrededor de un proyecto como éste. Sería inminente la proliferación de vendedores ambulantes.
Y no menos importante, termina la carta para la Dimar, es que la marina le quitaría a los vecinos del barrio, la visual hacia el espejo de agua, en un lugar que la mayoría usa para recrearse, como es el paseo peatonal. Esto creará contaminación visual.
Les preocupa bastante también que la presencia de una marina incremente la inseguridad y afecte la tranquilidad del sector y de los barrios aledaños.
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