La Torre del Reloj, un jueves por la noche, está inundada de escarabajos humanos que dan vueltas sobre dos ruedas y conversan tranquilamente mientras llega la hora de partir. Aparecen desde el Camellón de los Mártires, desde el Banco Popular y todas las entradas que tiene la torre y se quedan rodando en la Plaza de la Paz hasta las 8:10 de la noche. Se mantienen sobre la plazoleta en sentido Centro - Bocagrande, hasta llegar a la zona mixta y al pasar por el parque de la Marina, giran a la derecha tomando la avenida Santander.
Su objetivo es llegar a Barcelona de Indias, girar por Bayunca y finalizar en el sector El Amparo. Lo hacen dos veces a la semana, en lo que han denominado ‘Martes y jueves de bici’ y es un plan perfecto para todos los ciclistas aficionados, aunque Cartagena no cuenta con espacios adaptados para el tránsito de los biciusuarios.
Julio Ruiz es uno de los más de cien ciclistas que se reúnen en la Torre del Reloj para cumplir con esta ruta. Hace dos años tuvo un inconveniente con un agente de tránsito que decomisó su bicicleta por supuestamente estar transitando sin las medidas de seguridad mínimas sobre la Transversal 54, cerca del colegio Inem. Entonces, cuestionó cómo podían sancionarlo si la ciudad no tiene vías para el libre tránsito de las bicicletas, situación que hasta hoy no ha cambiado mucho.
¿Ciclovías?
“En estas jornadas, nosotros traemos todos los elementos de seguridad para evitar accidentes, porque es una vía que no tiene zonas habilitadas para ciclistas y lo mejor es disminuir los riesgos, porque nunca faltan conductores de motos o carros que cometen imprudencias, e incluso nosotros a veces cometemos alguna falta”, explicó Julio Ruiz.
Aunque en la mayoría de sus recorridos no reciben acompañamiento de ninguna autoridad, los ciclistas reconocieron que, en ocasiones, los acompañan policías de los cuadrantes de la zona, lo que parece darles más seguridad a la hora de transitar.
Por el acompañamiento
El senador y promotor de la Ley 1811 de 2011, con la que se otorgaron incentivos para promover el uso de la bicicleta en el territorio nacional, Andrés García, aseguró que Cartagena es un escenario perfecto para hacer ciclovías programadas para fortalecer las jornadas como las que ya realizan cientos de ciclistas.
Pero en Cartagena, donde no funcionó el préstamo de bicicletas por parte de Transcaribe ni se tiene claridad de cuántas personas usan este vehículo como medio de transporte, la tarea no parece fácil.
Según su propuesta, se pueden implementar cinco circuitos alrededor de los cuales se crearían zonas de reparación y mantenimiento, zonas de hidratación y paraderos turísticos. Pero los ciclistas aseguran que no saben nada de la propuesta, aunque reconocieron que sería una buena oportunidad para recibir el respaldo de la administración, pues se han quedado esperando en otras ocasiones.
“En el período en que estuvo Manolo se quiso instaurar una aplicación móvil que se descargaba de la tienda de aplicaciones, que marcaba como una especie de GPS pero no se ejecutó, igual que tampoco se ejecutaron las bicicletas de Transcaribe”, comentó uno de los ciclistas que se reúnen en el Centro.
¿Y las ciclorrutas?
Con tantos ciclousuarios, ¿no sería más viable la conformación de ciclorrutas en lugar de los planes temporales en las vías? El senador aseguró que las ciclovías son un paso más para lograr que en las carreteras se asegure un espacio para los ciclistas.
“Lo sensato es invertir en el pavimento solamente cuando se tenga un flujo importante de personas, entonces plantear en firme la ciclorruta”, según esto, también serviría la idea de la ciclovía para reconocer zonas seguras de tránsito en la ciudad, pues se pretende que estos eventos no solo se den por las zonas turísticas sino también por otros barrios de Cartagena.
Mientras tanto, los ciclistas insistieron en que la ciudad ha tenido muchas oportunidades para dar espacio al tránsito de bicicletas y no lo ha hecho, pues con Transcaribe, que duró más de diez años en comenzar a operar, se tuvo la oportunidad de incluir ciclorrutas pero no lo hicieron.
“Sin tener en cuenta que esto aumenta el bienestar de la gente, la salud, disminuye la peligrosidad en las vías y genera motivación en las personas para que tengan otros hábitos de vida”, concluyó Ruiz Hernández.
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