En el corregimiento Caño del Loro, se puso ayer la primera piedra de lo que serán las obras de protección costera de esa comunidad y de su vecina Bocachica.
El acto contó con la presencia de las directivas del Consejo Comunitario de Caño del Loro, funcionarios del consorcio Tierrabomba, encargado de ejecutar las obras; y alumnos y profesores de la Institución Educativa San José de Caño del Loro.
Las actividades comenzaron con un abrazo de los estudiantes a la zona donde arrancará la construcción de la barrera de protección como simbolizando el afecto de la población por esa obra.
Las danzas folclóricas, para homenajear a los miembros de la tercera edad, también hicieron parte de la agenda, que fue compartida con varios representantes de los medios de comunicación de Cartagena.
Jaime Fierro, del consorcio Tierrabomba, explicó que, además de la protección con enrocado, habrá obras de regeneración de playas y un malecón con andenes para el disfrute de la comunidad.
La obra tiene un plazo contractual de diez meses, durante los cuales se invertirán, según contrato con el Invías, recursos por el orden de los $32.610 millones.
Las bondades de la obra son principalmente la protección de Caño del Loro y Bocachica, que en los últimos años han sufrido los embates de las inundaciones y los oleajes de las grandes embarcaciones que surcan la bahía, con la consecuente erosión del territorio.
“Estos trabajos también obedecen a una solicitud de la comunidad, desde que se emprendió el dragado de profundización del canal de acceso al puerto de Cartagena”, informó el funcionario, quien agregó que por el momento se estarán utilizando cien mil toneladas de piedra (o escollera) y 38 mil metros cúbicos de arena para regeneración de playas y para la construcción de 11 muelles: 7 en Bocachica y cuatro en Caño del Loro. Se van a construir, además, 750 metros lineales de andenes en cada corregimiento.
“Trabajarán de lunes a sábados (y algunos domingos) 35 hombres”, manifestó Fierro.
Wilman Herrera Imitola, representante legal del Consejo Comunitario, dijo que la consecución de esta obra data de hace tres años en concertación con la ampliación del canal de Bocachica, donde se protocolizaron unos acuerdos, mediante los cuales la comunidad exigió que, como medida de compensación, el Gobierno Nacional, a través de Invías, se preocupara por la protección de los corregimientos aludidos.
Sin embargo, aclaró que la preocupación de la comunidad por las inundaciones y la erosión comenzó hace más de 20 años, cuando las aguas de la bahía y las pluviales comenzaron a invadir los patios de las residencias y las instalaciones del colegio, lo que impedía el ingreso de los estudiantes, mientras que los vecinos quedaban prisioneros en sus propias viviendas.
Herrera Imitola dijo que con esta obra no queda todo saneado, “pero es un adelanto en el que el Gobierno Nacional no puede olvidar que estos trabajos deben tener un veedor natural, que somos nosotros los nativos, además de cumplir con el cuidado de la construcción”.
Insistió en que la veeduría nativa apunta a que “no queremos que nos pase lo mismo que a nuestros coterráneos de Tierrabomba y Puntarena, donde desafortunadamente se comprobó que, por negligencia de las administraciones distritales, nuestros paisanos no han podido contar con una protección costera como se la merecen”.
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