A Virginia González se le quiebra la voz cuando habla de sus nietos.
“Yo los regañó, les digo que he trabajado mucho para que ellos sean personas de bien, pero esto se me ha salido de las manos”, cuenta con frustración, tratando de que no la vean llorar.
La mujer, de 72 años, tiene más de 40 nietos, pero solo tres de ellos causan sus mayores preocupaciones. Sin asomo de vergüenza, revela que esos tres muchachos, de 24, 22 y 20 años, son adictos a las drogas desde adolescentes, y su situación se agrava mucho más por el entorno en el que están. La familia es nativa de Tierrabomba, isla sobre la que tanto Virginia como la mayoría de sus habitantes cuentan que está “tomada” por la venta y consumo de alucinógenos.
“Todo el mundo sabe que acá venden marihuana, ‘perico’ (cocaína) y hasta unas pastillas que ponen a los muchachos agresivos (drogas sintéticas). La gente sabe dónde y quiénes lo venden, pero tienen miedo de denunciar. Yo ya no tengo miedo de hacerlo, no me importa que me maten, porque lo hago por salvar a mis nietos de esto”, afirmó la abuela.
La misma preocupación de Virginia González la tienen decenas de madres tierrabomberas por la realidad de sus hijos, también sumidos en el consumo de estupefacientes. Precisamente, el jueves la comunidad se volcó a las calles para protestar por el flagelo que ha “deteriorado y destruido” al pueblo, y llamar la atención de las autoridades respecto a la situación. Ayer, la administración distrital trasladó a Tierrabomba el acostumbrado consejo de seguridad que realiza todos los martes en la Alcaldía. Virginia, las demás madres y líderes comunitarios expresaron sus quejas e inquietudes a gran parte del gabinete distrital y autoridades de Policía, Fiscalía y Armada. (Lea aquí: Tierrabomba se cansó de las drogas)
“Al escuchar estos testimonios sentidos de la comunidad no podemos ser indiferentes (...) Aquí todos se conocen con todos, se sabe quienes son los que venden la droga, en esta comunidad tan pequeña no podemos dejar que cada quien haga lo que quiera y que no se tengan reglas claras”, expresó el alcalde Manolo Duque.
PETICIONES Y PROMESAS
Adonilson García, edil de la Localidad 1 y nativo de Tierrabomba, dice que el microtráfico en la isla existe hace mucho, pero se ha intensificado en los últimos años por los pocos controles que se dan en la zona. “Esta situación viene de muchas décadas atrás y ahora ha cogido demasiada fuerza. El expendio de droga está en toda la isla, no en un sector específico, lamentablemente ya acá se compra droga como comprar una gaseosa, en cualquier sitio de la isla se compra droga”, aseguró el edil.
La isla, habitada por cerca de 4 mil personas, cuenta con una estación de Policía en la que seis uniformados prestan su servicio, sin embargo, los habitantes lo consideran insuficiente. En ese sentido, una de las principales peticiones que se hicieron ayer fue la de aumentar el pie de fuerza.
“Dentro de los compromisos que asumimos con la comunidad está el dotar a la Policía, entregándole dos motos. Además, se solicitará a la Policía aumentar por lo menos a 18 el número de uniformados en temporada de vacaciones y también apoyo con personal de la Armada”, señaló Fernando Niño, secretario del Interior.
Otras medidas de orden público anunciadas fueron intensificar controles a establecimientos y a la llegada de extranjeros a la isla, y el análisis a la propuesta de la comunidad de regular los bailes de picó para que se realicen solo cada cuatro meses.
Los isleños también solicitaron al Distrito alarmas. Ante ello, Distriseguridad los invitó a conformar un frente de seguridad o una guardia ancestral, para entregar el material de apoyo que piden, además de bicicletas y radios. Sobre cámaras de video vigilancia que también exigieron, la entidad explicó que antes debe regularizarse el suministro de energía para el funcionamiento de las mismas.
El Dadis se comprometió a recopilar la información de todos los jóvenes adictos a las drogas en Tierrabomba para vincular a quienes deseen hacerlo al programa de salud mental que tiene la entidad, teniendo en cuenta que de manera voluntaria se inician los procesos de desintoxicación.
“Quedaremos completamente satisfechos cuando se cumpla lo que acaban de prometer en este consejo. La intención de la marcha que hicimos fue llamar la atención del Distrito para que atendieran esta problemática, al menos eso lo conseguimos”, anotó Adonilson García.
ADEMÁS DEL MICROTRÁFICO
Sumado a la problemática ocasionada por el expendio de alucinógenos, los nativos de Tierrabomba cuentan que tienen otras preocupaciones. “Solo hay servicio de energía eléctrica, no tenemos alcantarillado ni acueducto y a penas se están haciendo las adecuaciones para contar con servicio de gas domiciliario. Tenemos un puesto de salud, pero en malas condiciones y donde atienden solo dos días por semana. Se proyectó la construcción de una policlínica, pero la obra nunca comenzó”, explicó Adonilson García.
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