Las principales preocupaciones expuestas por los concejales fueron: la ausencia de una fórmula financiera que garantice la sostenibilidad de Transcaribe en el tiempo y la falta de un plan que minimice el impacto social que la puesta en marcha de este nuevo sistema impone sobre cientos de familias cartageneras que por años han devengado su sustento de actividades económicas informales que giran alrededor del transporte.
Los concejales cuestionaron que Transcaribe no haya explicado a la ciudadanía el modelo financiero que adoptarán los operadores para asegurar las ganancias del sistema y evitar apoyarse en subsidios del Estado, que podrían llevar a la quiebra al Distrito.
Durante su exposición, el concejal Antonio Salim Guerra, fue enfático en las experiencias desafortunadas que están viviendo otras ciudades como Bogotá, Bucaramanga y Pereira en donde el sistema integrado de transporte representa un hueco fiscal.
Salim cuestionó que se tienen estudios de que transportar un pasajero al sistema le cuesta $2.500, pero el pasaje que se cobra es de $1.800, lo que no compensa los gastos, generando un déficit que están asumiendo las administraciones locales a riesgo de quedar desangradas.
El concejal de Cambio Radical recordó en la corporación que el déficit del Transmilenio en Bogotá en 2015 fue de 643 mil millones de pesos, los cuáles asumió la Alcaldía, a través de la Secretaría de Hacienda y anotó, además, que entre el 2012 y el 2015, los gastos de operación del sistema fueron de 1,3 billones de pesos, mientras el recaudo por tarifa solo llegó a 790 mil millones de pesos.
“Son cifras, experiencias que preocupan y que nos demuestran que el modelo por sí solo no es autosostenible. Por eso la exigencia es que Transcaribe diga cuál es la fórmula financiera que va a direccionar la operación y nos garantice que no se va a recostar en el hombro de la administración distrital porque no hay bolsillo que aguante semejante déficit y tampoco podemos seguir recortando el presupuesto de la salud o de la educación para transferir dineros a un sistema que está condenado a fracasar si no se planea con rigor y a tiempo su sostenibilidad económica”, expresó Salim Guerra.
Los cuestionamientos a Transcaribe también fueron hechos por los concejales David Dager, Luis Cassiani, Jorge Useche y Ronald Fortich, quienes abogaron por un plan de auxilio para las familias que quedarán en el limbo económico tras la puesta en marcha en Cartagena del sistema integral de transporte masivo.
“Mucha gente no creía en Transcaribe, diez años de espera terminaron por hacer incrédula a la gente sobre este tema, pero la realidad es que ya está aquí. Ahora el problema es ¿Cómo se sostiene? Cuando llegan funcionarios del orden nacional se les dice que todo está bien, pero eso es mentira. No todo está bien.
Hoy hay una deuda social con los transportadores que han quedado por fuera del proceso, con los conductores, con los sparring y con todas esas personas que obtenían el sustento de su familia, de manera informal, alrededor del sistema de transporte. ¿Qué va a hacer el Distrito con estas personas”, espetó Ronald Fortich.
Al debate se presentó el gerente de Transcaribe, Carlos Coronado, quien hizo un recuento detallado de la gestión que se ha hecho hasta ahora para hacer posible que el sistema sea hecho una realidad y de las ventajas que este representa para Cartagena, pero su discurso no convenció a los concejales, en especial a Luis Cassiani, quien públicamente pidió que sea dimitido del cargo.
El debate sobre Transcaribe continuará el próximo miércoles en el Concejo.
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