Mauricio Gutiérrez, de 41 años y dedicado por tradición a la agricultura, combina ahora este oficio con la albañilería. Además de madrugar para cultivar la tierra que le da de comer, Mauricio se dedica por estos días a construir algo que para él le cambiará la vida a su familia: un baño.
Este agricultor, residente en el corregimiento de Cañaveral, ubicado en Turbaco, es uno de los 60 beneficiarios del proyecto de construcción de unidades sanitarias que la Fundación Mamonal lidera gracias a los aportes de Ecopetrol, y que llega además a las poblaciones de Turbana y Arjona.
“Yo no tenía baño y pensar que ahora sí lo voy a tener me da mucha satisfacción, llevamos unos 20 días construyéndolo, mis hijos también ayudan en lo que pueden porque para todos será un beneficio muy grande”, dice Mauricio, quien reside en Cañaveral con su mujer y cuatro hijos.
“Es importante resaltar que todos los beneficiarios recibieron, además de materiales, capacitaciones dictadas por personal del Sena en temas de construcción porque son los mismos habitantes de las viviendas los que construyen sus unidades sanitarias, de esta manera no solo estamos contribuyendo a mejorar las condiciones de habitabilidad de estas familias, sino que los beneficiarios son certificados por una entidad como el Sena, y muy seguramente los conocimientos adquiridos les servirán en cualquier mejora que quieran hacer de sus casas posteriormente”, asegura Alexander Velasco Sanabria, coordinador de Desarrollo Social de la Fundación Mamonal.
El proyecto de construcción de estas unidades sanitarias también contempla un acompañamiento social a las familias, cuyos miembros son instruidos en hábitos de higiene y ambientes saludables con el fin de garantizar que tengan un mejoramiento significativo de su calidad de vida.
“Esto es más que un baño, es un cambio de vida”
Saber que sus tres hijos ya no tendrán más que recurrir al monte o esconderse en algún lugar del patio de la casa para hacer sus necesidades, y que ya no tendrán que bañarse con la ropa puesta, es la felicidad más grande que por estos días embarga a Noilis Torreglosa Herrera, también residente en el corregimiento de Cañaveral, y beneficiaria del proyecto.
Noilis, quien ayuda a sostener a su familia con la venta de bollos, dice con certeza que su vida y la de su familia cambiará notablemente tan pronto finalice el proceso de construcción de este baño. “Tengo mucha felicidad, nuestras vidas han cambiado porque antes no teníamos la posibilidad de tener este baño y ahora sí. Mis hijos están alegres porque ahora mismo se bañan con todo y ropa en el patio, así que están esperando con ansias poder bañarse usando una regadera. Ahora tampoco tendremos que salir pa’l patio ni pa’l monte, para hacer nuestras necesidades, esto es un cambio importante para nosotros”, relata la mujer de 29 años, y quien además de elaborar y vender bollos de mazorca, de yuca, de coco y limpio, se dedica a cultivar en su casa tomate, berenjena, ají y pepino.
Más beneficiarios opinan
“Con las capacitaciones aprendimos a parar las varillas, a hacer las mezclas, a conectar los tubos. Esto es una ayuda grande porque a veces tocaba esperar hasta la noche para poder ir a hacer nuestras necesidades”, dice Ana Luz Hernández, de 25 años, y quien reside en Cañaveral con sus dos hijas y su esposo.
“Es la primera vez que tendré un baño, un sobrino y unos vecinos me están ayudando a construirlo. Ahora en lo que pienso es en que no me vaya a enfermar por la falta de costumbre”, dice entre risas doña Josefina Álvarez Torreglosa, de 74 años y residente en Cañaveral.
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