Cultural


Cartagena atrapada en el violín de Alexis Cárdenas

GUSTAVO TATIS GUERRA

10 de enero de 2012 12:01 AM

La noche fue como un pájaro en fuga atrapado por el violín del venezolano Alexis Cárdenas.
Esplendor y plenitud podría ser la palabra para calificar este hermoso concierto de la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo en la Plaza de San Pedro Claver,
El director brasilero invitado Celso Antunes estaba tan deslumbrado al dirigirse al público de Cartagena de Indias y expresar su perplejidad ante la belleza de la ciudad, que se le cayeron las gafas de pura emoción. Todo fue magnífico y de una alta calidad musical. El concierto empezó con la obra Suite Villa Rica, de Camargo Guarneri (1907 – 1993), un ejemplo extraordinario de cómo la música erudita puede reconciliarse con las fuentes populares nutriendo de nuevos matices y aperturas estéticas. La segunda obra interpretada: Rhapsody in glue, de George Gershwin (1898-1937), nos embrujó con el piano genial de Stephen Prutsman y su capacidad para transmitirnos la “vitalidad rítmica y la energía creativa” (Susan Halpern) de esta obra de 1924. El creador de esta pieza musical extraordinaria decía de ella misma que era como “un caleidoscopio musical de Estados Unidos”.
La tercera obra fue una verdadera sorpresa musical: “Kalamary”, de Lucho Bermúdez en la interpretación de la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo. Qué bello homenaje para uno de los grandes músicos de Colombia: el gran Lucho Bermúdez cuyo centenario de su natalicio se cumple el próximo 25 de enero. La música de Bermúdez tiene el encanto de lo ancestral: música de la tierra en la sensibilidad visionaria de uno de los grandes compositores del Caribe colombiano. Además de la sorpresa de Bermúdez, la orquesta hizo una  excelente interpretación de Noches de Cartagena, de Jaime R. Echavarría y de la popular canción La bamba.
Lo excepcional y singular de la noche del domingo fue la obra “Fuga con pajarillo”, de Aldemaro Romero (1928-2007), en el  violín de Alexis Cárdenas; Jorge Glem en el cuatro; Carlos Nene Quintero en la percusión y Elvis Martínez en el contrabajo.
Los músicos del Caribe, gracias al aporte africano y europeo, tienen una manera distinta de tocar su instrumento. Parece una tontería decir que hasta los campaneros del Caribe tocaban las campanas de manera distinta a los campaneros europeos. Todo lo vuelven maravillosamente percutivo y logran romper las distancias entre lo erudito y lo popular que tanto daño ha hecho en la democracia sonora del universo. Eso también parece una exageración mía, pero es cierto: nos paralizaban e inhibían desde niño saber que estábamos ante una pieza clásica. Pero ese concepto ha sido revaluado y el festival que impulsa la Fundación Salvi, con Prutsman, como director artístico, ha logrado que esas fronteras se disipen y se abracen. Por algo esta versión es el Sonido de las Américas. Me impresionó la veneración con que Alexis toca ese violín, con el ímpetu arrasador de un genio desesperado por mostrar el corazón lírico de América. Su violín es capaz de sonar como un arpa. Como un cuatro, como un tambor, como un piano, y si le da la gana suena como un sinsonte, capaz de atrapar los sonidos de África,  Europa y América. Sí: Alexis Cárdenas es como un sinsonte y su violín es uno de los más prodigiosos de Venezuela para el mundo. Un privilegio para Cartagena.
Este concierto auspiciado por Diners Club nos permitió ver y escuchar de cerca de cada uno de los artistas en escena. Hay que ver el pulso y la devoción con que cada músico hace lo suyo y espera su instante para intervenir. Como un reloj, con el álgebra embrujada que tiene toda la música.
El escenario es sencillamente mágico: el santuario de Pedro Claver en donde las palomas anidan entre las piedras y la música llega a ser como el viento: una irradiación de ángeles en el aire.
Mi corazón bailotea en los movimientos de la rapsodia de Gershwin, en los porros de Lucho Bermúdez y en la festiva vitalidad de la fuga con pajarillo en la obra de Aldemaro Romero. ¿Qué más puede uno pedir en este mundo después de semejante alegría?

Un violinista fuera de serie


El músico Alexis Cárdenas (Maracaibo, Venezuela, 1976), comenzó sus estudios de violín a la edad de 9 años. A los 12 años tocó el Concierto para violín en Mi Menor de Félix Mendelsohn-Bartholdy acompañado por la Orquesta Sinfónica de Maracaibo. Un año después tocó el Concierto para violín de Peter Illich Tchaïkovsky.
Es un artista versátil y polifacético: su repertorio abarca el jazz, la música clásica y la popular.
Ha sido premiado en numerosos concursos internacionales: Premio del Público en el Concurso Tibor Varga (Sion, Suiza), segundo premio en el Concurso Henry Szering (México), tercer premio del Concurso Kreisler (Viena, Austria), cuarto premio en el concurso Long-Thibaud (Paris, Francia), segundo premio en el Concurso de Montreal, en Canadá; y primer premio en el concurso internacional del Douai.
Continuó sus estudios en la Julliard School of Music (Pree College División) de Nueva York con Margaret Pardee y luego en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París con el Maestro Olivier Charlier; allí obtuvo su Primer Premio a la unanimidad y el primer puesto de su promoción, en 1998. Realizó sus estudios de Postgrado (Tercer Ciclo) con los maestros Jean-Jacques Kantorow y Roland Daugareil.



Agenda de hoy

11 a.m. 3 p.m.  Capilla del Santa Teresa. Músicos invitados: Lara St. John (violín), María Luisa Rayán-Forero (aroa), Alisa Weilerstein (chelo), Brian Ganz(piano), Cuarteto de Cuerdas Saint Lawrence.
7 p.m. Capilla del Hotel Santa Teresa. Músicos: Claudio Cruz(violín), Matthew Thorpe (violín), Elina Suris (violín), Yuriy Rachevich (violín), Andreas Uhlemann (violín),  Horacio Franco (flauta de pico), Steven Copes, entre otros.
10 p.m. Plaza de la Trinidad. Colombia y Venezuela mágica. Alexis Cuarteto Cuarteto (Venezuela) y Oí (Colombia).

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