La realizadora Claudia Llosa, cuya película “La teta asustada” ganó en 2009 el Oso de Oro en Berlín, dio en París una clase magistral sobre su forma de dirigir y escribir sus guiones, su pasión por contar historias ligadas a los mitos andinos, a la creación de un “tiempo santo”.
“Escribo desde que tuve uso de razón, era algo inconsciente, no hay a esa edad ninguna expectativa, mi familia no me decía: niña escribe poemas, no, era la libertad total, la imaginación”, contó Claudia Llosa en un diálogo con el periodista Julio Feo, de RFI, en el marco del sexto festival de cine peruano de París.
Tras estudiar cine en Lima y Nueva York hizo un master en guión en Madrid. “Fui muy aplicada en la clase de guiones. Escribir es una larga búsqueda, avanzas en solitario, con tus fantasmas. Es un esfuerzo, no ves nada”, cuenta sobre esa época, hacia el año 2003, cuando escribía el guión de su primer largometraje, Madeinusa.
Esa distancia física con Perú la llevó a “conectarse” con su inconsciente andino, “con temas que me inquietaban”, dice, y luego tuvo la suerte de conocer al dramaturgo y director teatral Miguel Rubio, un hombre dedicado a explorar en su obra la rica y compleja cultura andina.
“El mundo de los Andes, ese crear un tiempo santo, inventar una historia, delinear a través del canto, que es como se expresan los mitos, hablar de lo que nos duele, las heridas de mi país, y de los modos de sanarse”, todo eso está en Madeinusa, donde se enfrenta el mundo de un limeño, “el ojo juzgador, el extranjero”, con el mundo quechua, “las luces y sombras de ambas caras”.
“De los oficios del cine escribir el guión es lo más rico, aunque también lo mas difícil. Uno se enamora de una historia, está pendiente de ella, y cuando ha terminado de escribirla no ha acabado. Soy muy intuitiva a la hora de escribir”, dice.
Claudia Llosa confiesa su gran admiración por la obra del escritor José María Arguedas. “Es una influencia inconsciente, esa manera que tiene él de mostrar por ejemplo la sexualidad como usurpación”, dice.
“Madeinusa buscaba romper el estereotipo de las relaciones Andes-Lima. Parte de una imagen de tarjeta postal que se va ajando hasta la oscuridad”, explica.
La directora conoció a la actriz y cantante Magali Solier, de gran talento natural, cuando ésta solo tenía 16 años. Este encuentro generó un campo de energías, “los actores son como imanes”, y permitió la cristalización de Madeinusa y de La teta asustada, “que narran conflictos desde la metáfora”.
“Para La teta asustada lo primero que escribí fueron las canciones de la madre de Fausta, Perpetua. Yo oía esos susurros, eran como mantras contra el dolor, yo vi que la madre y la hija se comunicaban cantando. El canto tiene una gran fuerza a nivel dramático”, dijo.
“Cuando estás en el rodaje trabajas en la urgencia, no hay tiempo de nada, mientras que para el guión y el montaje si hay tiempo. Cuando estás filmando debes estar con el corazón muy despierto, debes dejarte impresionar por lo que surge ante la camara”, añadió.
“Todo el proceso del cine es para expresarte. Cada camino es diferente, propio. Además hay que saber que los límites existirán siempre, hay que hacer positivos los límites. Ahora que he adquirido cierta puntería en mi oficio, quiero estructurar mis historias y aprender también a desestructurarlas, hacer mis películas con más soltura”, agregó.
Claudia Llosa está preparando actualmente su tercer largometraje. Sólo acepta revelar que comenzará a filmarlo en Canadá, a partir del próximo mes de enero.
Cultural
Claudia Llosa revela secretos de su oficio y su éxito
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