Se inauguró en la Galería de la Aduana en Barranquilla, la colectiva de 30 pintores cubanos, denominada Bola viva.
El artista Vicente R. Bonachea (La Habana, 1957) es uno de los treinta artistas que exhibe su obra en la Galería de la Aduana, de Barranquilla.
Esta colectiva itinerante denominada Bola viva, quiere probar que la pintura cubana contemporánea, pese a cualquier encrucijada, está viva en su ingeniosa diversidad.
La colectiva de artistas cubanos se exhibirá pronto en el Museo de Arte Moderno de Cartagena. Vinieron a Colombia, con Vicente, los artistas Pedro Pablo Oliva y el curador Alex Fleites.
Pero se exhiben las obras de Roberto Fabelo, Eduardo Abela Torrás, Pedro de Oraá, Zaida del Río, Juan Roberto Diago Durruthy, Nelson Domínguez Cedeño, Ronaldo Encarnación, Gilberto Frómeta Fernández, Ernesto García Peña, Orestes Gaulhiac, Aisar Jalil Martínez, Joel Mateo Jover Llenderroso, Manuel Mendive Hoyos, Ignacio Mérida, Juan Moreira, Ángel Manuel Ramírez Roque, Ángel Eusebio Rivero (Andy), entre otros.
Bola Viva- el nombre alude la vitalidad de la tradición beisbolera, el deporte nacional en Cuba- ha sido posible gracias a la gestión decidida de la Embajada de Colombia en Cuba, la Biblioteca Piloto del Caribe y la Escuela de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico.
Vicente Bonachea ha venido por primera vez a Cartagena y está sencillamente fascinado. Por donde pasa, se tropieza con la sombra de Cuba en la historia regional del Caribe colombiano. Tiene una amplia trayectoria como ilustrador de libros para niños y es uno de los más destacados artistas contemporáneos de Cuba. Hace treinta años, en 1982, ilustró la obra de la gran escritora brasilera Ana María Machado, que en ese año ganó del Premio Casa de las Américas. Participó en la Colectiva Doce cuentos peregrinos, doce pintores cubanos, ilustrando el cuento El avión de la bella durmiente, de García Márquez. Y este año ilustrará uno de los libros del escritor cubano Froilán Escobar que será editado por Panamericana. Hace años ilustró “La Edad de Oro”, de José Martí, en una edición promovida por Froilán Escobar y Helín Betancourt.
La pintura de Vicente Bonachea es “luminosa sin estridencias, es íntima sin impudicia; es agradable sin decorativismos; es honda sin pedantería; es erótica sin obviedades; es risueña sin irónica malicia; es lírica sin ñoñería; es densa sin encriptaciones; es cubana sin incurrir en las caprichosas estratificaciones de la identidad; es simbólica en la oblicua manera en que cualquier cosa es susceptible de representar algo más allá de su apariencia; es literaria sin ser expresamente narrativa; y en definitiva, es universal no por participar de ciertos estándares impuestos a priori, sino porque alude siempre a las esencias”, ha escrito Alex Fleites.
Cultural
El artista cubano Vicente Bonachea en Cartagena
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