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El mundo es más ciego sin José Saramago

REDACCIÓN CULTURAL

19 de junio de 2010 12:01 AM

A sus 87 años falleció ayer en Lanzarote, España, el Premio Nobel de Literatura José Saramago. Será incinerado en Lisboa. Quería regresar a Lisboa, a su casa de infancia. Pero intuía el esplendor poco antes del final. No dejó de escribir. Había confesado recientemente que tenía claro que su vida aún en el esplendor de su llamarada, estaba a punto de apagarse. “La vida es como una vela que va ardiendo, cuando llega al final lanza una llama más fuerte antes de extinguirse” había dicho José Saramago (Azinhaga, 1922), Premio Nobel de Literatura 1998, en una entrevista a Frances Relea. “Creo que estoy en el periodo de la última llamarada, antes de la extinción. Cumpliré pronto 87 años. Lo digo sin dramatismo. Tengo muy claro que no voy a vivir mucho más... Después acabará todo y quedarán mis libros, que pienso seguirán siendo leídos. Espero, si la salud aguanta, terminar la novela que tengo entre manos". La obra narrativa de José Saramago es vastísima y de una belleza ejemplar. Con su muerte el mundo pierde a una de las conciencias lúcidas y deslumbrantes de la literatura, la política y el humanismo. A un ser íntegro cuya palabra buscaba ahondar en la condición humana, en el ser humano por encima del poder y la globalización. Hace tres años estuvo en Cartagena de Indias y su palabra diáfana y vertical abogó por encontrar en las reservas de la tolerancia y de una democracia que respete las diversas maneras de la oposición y de la visión de los ciudadanos sobre el destino de sus países. Novelas suyas como “El año de la muerte de Ricardo Reis" "El Evangelio según Jesucristo" (1991), "La caverna" (2000), “Ensayo sobre la ceguera”, “El hombre duplicado”, “Ensayo sobre la lucidez”, “Las interminencias de la muerte”, “El viaje del elefante”, su libro autobiográfico: “Las pequeñas memorias”, “El cuento de la isla desconocida”, y el último “Caín”, revelan a un escritor que escudriñó al ser humano y su relación con sus semejantes, con Dios y la religión y cuestionó los desaciertos de los totalitarismos políticos. Saramago es uno de los escritores representativos del Siglo XX y principios del XXI. Había soñado emprender un viaje a Italia y retornar unas semanas a Lisboa. Su esposa y traductora Pilar del Río, desde hace unos años impulsa la Fundación José Saramago, que no se limita a promover la obra del escritor portugués, sino continuar la tarea humanística del gran escritor. Todos queremos a Saramago El mundo quedó más ciego tras la muerte de José Saramago, dijo el director brasileño Fernando Meirelles, ejemplificando así con una de las obras más emblemáticas del escritor portugués, "Ensayo sobre la ceguera", el pesar que enlutó este viernes al mundo intelectual. Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, falleció a los 87 años tras una larga enfermedad dejando un legado de 30 obras entre novelas, poesía, ensayos y piezas de teatro. "La lucidez en aquel grado es un privilegio de pocos, no consigo escapar al cliché, pero definitivamente el mundo quedó todavía más burro y más ciego hoy", afirmó Meirelles, quien llevó al cine en 2008 "Ensayo sobre la ceguera" bajo el título "Blindness". "Nosotros, los de la comunidad lusófona, tenemos mucho orgullo de lo que hizo su talento por el engrandecimiento de nuestro idioma", dijo el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, mientras los escritores de ese país reaccionaron con aflicción a la noticia de la muerte del único Nobel de la literatura en portugués. La Academia Brasileña de las Letras (ABL) anunció que guardará tres días de luto en memoria de Saramago; y la secretaria general de la institución, Ana Maria Machado, definió a este prolífico autor como "un sabio, un gran escritor, un ser humano de primera grandeza". "Su muerte fue una gran pérdida para la literatura de lengua portuguesa y también para la literatura mundial", dijo el escritor Moacy Scliar, uno de los autores más representativos de la literatura brasileña actual. España también fue profusa en mensajes de condolencias, desde el presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hasta el presidente del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy. "Mi querida amiga, querida Pilar", escribió Zapatero en un mensaje a la viuda, "quiero expresarte mi profundo sentimiento de condolencia por la muerte de José Saramago, escritor de lengua y alma hermanas, cuya palabra (...) le ha convertido muy a menudo en la voz de los más débiles". Mientras, Rajoy, en su nota de pésame a la familia, se refirió a Saramago como un "amigo sentido de España" y un "autor universal". Asimismo lo hicieron la ministra de Cultura española, Ángeles González-Sinde, quien recordó la fuerte conciencia social del autor de "El Evangelio según Jesucristo", y la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel. "Fue un escritor arriesgado y sin concesiones, que supo mirar con su agudo sentido crítico muchas de nuestras llagas", dijo la encargada de esta institución que promueve la lengua castellana en el mundo. En Cuba, los intelectuales elogiaron a Saramago, de actitud siempre provocadora -a menudo con la Iglesia-, como un escritor que fue consecuente con su ideología de izquierda. "Siempre sin pelos en la lengua (...), apoyó numerosas causas en favor de los más débiles y de los derechos humanos", dijo la televisión cubana, haciéndose eco de Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas; y de Pablo Armando Fernández, Premio Nacional de Poesía, quienes elogiaron el fiel compromiso con la izquierda del autor de "Memorial del convento". No obstante, este compromiso no dejó de ser crítico. Saramago selló su distanciamiento político con La Habana tras la condena en 2003 de 75 disidentes. También defendió al escritor nicaragüense Ernesto Cardenal, marginado y perseguido por el régimen sandinista; y acusó al presidente de izquierda Daniel Ortega de ser "indigno de su propio pasado" revolucionario. La izquierda mexicana consideró que la muerte de Saramago silencia una voz contra la injusticia, según una nota del Partido Revolucionario Democrático en la que el escritor es señalado no solamente como "un gran orgullo de los portugueses, sino de los excluidos en todo el mundo". Y desde Uruguay, uno de los más afamados expositores de las letras rioplatenses, Eduardo Galeano, dijo a AFP que en este mundo hay finales que son también comienzos, muertes que son nacimientos". (AFP) Libros - Poemas posibles (1966) -Cuadernos de Lanzarote (1997) -Las pequeñas memorias (2006) -Probablemente alegría (1970) -(El año de 1993) (1995) -Poesía completa (Antología) -(Casi un objeto, cuentos) (1978) -Cuento de la isla desconocida (1998) - La flor más grande del mundo, relato infantil) (2001) -El cuaderno (Recopilación del blog de Saramago) - Tierra de pecado (1947) -Manual de pintura e caligrafía (Manual de pintura y caligrafía. -Levantado del suelo (1980) - Memorial del convento (1982) -El año de la muerte de Ricardo Reis (1984) -La balsa de piedra (1986) - Historia del cerco de Lisboa, en 1147) -El Evangelio según Jesucristo (1991) -Ensayo sobre la ceguera -Todos los nombres (1997) -La caverna (2001) -El hombre duplicado (2002) -Ensayo sobre la lucidez (2004) -Las intermitencias de la muerte (2005) -El viaje del elefante (2008) - Cain (2009)

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