Cultural


Estrellas de La Champeta ganan Premio al Talento Nuestro

GUSTAVO TATIS GUERRA

21 de agosto de 2009 12:01 AM

Viviano Torres recordó la primera vez que llegó a París con su Champeta. Su grupo Anne Swing estaba tocando el tambor y en una sala alterna escuchaba que alguien le respondía con un golpe de tambor. Era un africano. Viviano le contestaba en palenquero y el tamborero en africano. Minutos después, el palenquero y el africano se abrazaron como si se conocieran desde siempre. La historia fue revivida por la Chica Morales, en el acto de entrega del Premio al Talento Nuestro a los cantantes y compositores de la Champeta Criolla por parte de Alberto Urrego, presidente de Sayco. El acto fue una fiesta cálida y emotiva en que las estrellas de la Champeta, compartieron anécdotas, recuerdos y ocurrencias como el hecho de que ninguno de ellos se sabía el himno de Sayco. Melchor le dijo en forma burlona a Elio Boom que en vez de andar moviendo los labios simulando saberlo era mejor dejar los labios quietos. Recibieron el Premio al Talento Nuestro: Viviano Torres, Bonifacio Torres (Macho Man), Jorge Luis Ramos ( Ito, el intocable), Francisco Elio Corrales (Elio Boom), Melchor Pérez (El cruel), Milton Torres (Papo Man), Sergio Liñan (El afinaíto) y Leandro Baron (El encanto), Carlos Reyes (Charles King, palenquero fino). El acto contó con la presencia de Reynaldo Mora, directivo de Sayco; Alberto Urrego presidente Nacional de Sayco, Yamiro Marín y Willian Simancas, productores, entre otros. El reconocimiento por parte de Sayco exaltó la contribución de la Champeta como género urbano en Cartagena y su impacto en las diversas expresiones musicales regionales. Se recordó que la Chica Morales, como Ministra de Cultura de Colombia, lideró el respaldo público de esta manifestación musical urbana de Cartagena de origen afroamericano y organizó el Primer Encuentro de la Champeta en la Plaza de la Aduana. En ese concierto se reunieron miles de personas desde las 5 de la tarde hasta la medianoche. La ex ministra y actual directora del Teatro Adolfo Mejía, llevó una delegación musical de la Champeta a Francia. “No hubo ningún incidente que lamentar en el concierto en la Plaza de la Aduana como algunos especulaban. Incluso el comandante de la policía en aquel entonces estaba muy prevenido de que el concierto de la Champeta generara algún problema, pero todo fue armónico y sin licor. Entre la multitud, la ministra de Cultura encontró al comandante de policía bailando Champeta. “Ningún político hizo ese milagro de convocar tanta gente como la Champeta”, dijo Chica Morales. Esa experiencia permitió que músicos africanos vinieran a Cartagena a compartir la música en familia. Viviano Torres, pionero de la Champeta en Cartagena, recordó que cuando apareció en el Festival Internacional de Música del Caribe, muchos creían que venía en la delegación africana. Había mucho prejuicio en ese entonces con respecto a los ritmos y melodías de origen africano. Algunos cartageneros de ciertos sectores sociales, sólo escuchaban la música africana cuando en el mes de marzo se realizaba el festival musical. Les gustaba la Champeta como expresión musical pero subestimaban a los champetúos. La música de Viviano Torres “Anne Swing”, en los años ochenta, irrumpió con canciones que mezclaban el acento palenquero con la cadencia africana y del Caribe. Fue una revelación del Festival de Música del Caribe, que impulsaba Antonio “El Mono” Escobar. La Champeta—llamada por eufemismo Terapia Criolla y luego reafirmada como Champeta, asimiló y castellanizó algunas de las canciones africanas, acogió sonoridades y giros, y fue una de las formas de la catarsis expresiva y creativa de sectores marginales que impactaron con su ritmo a toda la sociedad. Luego aparecieron estrellas como Louis Towers, Sayayín, “Mr. Black” (Edwin Antequera), “El Afinaito” (Sergio Liñán), “Papoman” (Milton Torres), “Álvaro El Bárbaro” (Álvaro Zapata), Elio Boom (Francisco Corrales),“El Jhonky”, Papoman, “El Jhonky” (Jhon Einster Gutiérrez Cassianis), fallecido en 2005, entre otros. La evolución de sus letras ha abarcado voces urbanas rebeldes, contestatarias, irreverentes, que aluden el amor, los conflictos cotidianos, la violencia intrafamiliar, la pobreza y la exclusión; pero además ha incorporado refranes populares, cantos tradicionales, historias de la comunidad, reinvención y versiones de baladas, sones y rancheras que se han moldeado al formato de la champeta. Algunas de las estrellas de la Champeta reconocieron en la tarde de ayer en la sede de Sayco en el edificio Comodoro, que se han convertido espiritualmente al cristianismo y han abandonado la vida desordenada del licor y las drogas.

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