Fernando Savater se volvió a reunir con niños a los que inspiró hace ocho años

En un pasillo del segundo piso del Hotel Santa Clara de Cartagena, Fernando Savater se reencontró con los jóvenes a los que visitó en el barrio Nelson Mandela ocho años atras, en el marco del Hay Festival. Esos niños crecieron y en esta segunda oportunidad compartieron con él sobre sus procesos de formación durante este tiempo.
Hace ocho años la noticia destacada del Hay Festival giraba en torno a la visita del escritor más importante del evento a una comunidad marginal de Cartagena, hoy esa noticia se convirtió en una semilla que germinó y entregó sus frutos. De 50 niños visitados inicialmente, ahora son 1500 los involucrados en el arte y la lectura.
El proceso fue simple, se transmitió una idea y se le brindó la posibilidad a una comunidad de ver más allá del conflicto en el que se encontraban inmersos. Los estudios y la literatura fueron los caminos que borraron del mapa la violencia como opción de vida, esos 50 niños de la Fundación Plan, están empezando sus carreras profesionales y compartieron con otros su plan de vida.
En este nuevo encuentro solo fueron cinco representantes de la comunidad los que se sentaron a hablar con el filósofo y escritor español. Expresaron sus ideas sobre el oficio de la escritura y recordaron anécdotas de lo ocurrido en estos años.
“Cuando usted nos visitó yo quería estudiar comunicación social porque quería transmitir mis ideas y ayudar. Pero al escuchar sus ideas sobre la escritura y el oficio del escritor decidí hacerme en ese camino, me di cuenta que la lectura hace que escribir sea mucho más fácil y creo que por medio de libros lograré un gran impactó”, expresó una de las jóvenes presentes en la tertulia con el escritor.
“Las bibliotecas son como farmacias, lugares donde encuentras lo que necesitas según tu estado de ánimo. Pero para escribir hay que leer mucho y cuando escribas lograrás ese impacto. A veces nos encontramos con libros que parecen estar escritos especialmente para nosotros”,  respondió Savater al comentario de la joven.
Durante la tertulia, el escritor respondió preguntas que quizás por la cantidad de asistentes a la anterior reunión no pudieron ser debatidas. Como a todo buen creador de historias, le preguntaron cuál era su “hijo” preferido, a lo que el autor respondió: “los escritores no somos fiables con ese tipo de afirmaciones, siempre variamos, pero creo que mi libro La infancia recuperada es al que más le guardo cariño, a lo mejor porque es una recolección de lo que leí y me influyó cuando era niño”.
De su primera visita al Barrio Nelson Mandela, Fernando Savater expresó que había sido muy enriquecedor, tanto en lo personal como en lo profesional “fue como meter los dedos en enchufe y sentir como la electricidad pasaba por todo el cuerpo”. El encuentro con esos niños los inspiró a seguir con su arte. 
“El camino de la lectura es fundamental, después de hacerlo algunos escriben y otros no. Pero la lectura es un placer, es una riqueza de la que no debemos prescindir. Luego de leer, podemos devolver por medio de la escritura parte de lo que hemos adquirido, pero en cualquier caso, queda el placer de lo que se ha leído”, es la consigna que alguna vez el filósofo compartió con esos niños y que hoy sigue recomendando a todo aquel que quiera hacerse un camino en la escritura.