Cultural


“Hay que engañar y fingir para averiguar la verdad”

COLPRENSA

13 de abril de 2013 05:17 PM

Se trata del periodista alemán Günter Wallraff, quien por primera vez visita al país, haciendo parte de la lista de invitados a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo 2013), en donde inaugurará el Encuentro Internacional de Periodistas, que inicia el 29 de abril.
Desde los años sesenta del siglo pasado, en plena posguerra, puso al desnudo a empresas de su país, luego de hacerse pasar como un trabajador turco. Su pasión por la investigación lo llevó a narrar esas experiencias como un empleado ilegal en uno de los libros de periodismo más exitosos de la historia, “Cabeza de turco”, que logró cinco millones de copias y traducciones a 38 idiomas. Su persistencia llegó hasta, incluso poner en tela de juicio, hace 35 años, las prácticas del Bild Zeitung, uno de los diarios sensacionalistas más populares de Europa.
“Hay que enmascararse para desenmascarar a la sociedad. Hay que engañar y fingir para averiguar la verdad”, es una de las frases célebres de Wallraff, quien se ha visto ante tribunales de distintos países por sus revelaciones.
Alcohólico, indigente, estudiante, comerciante de armas, abastecedor de Napalm, Günter Wallraff se convierte en cualquier identidad fingida, para vivir las experiencias que va a narrar. “De otro modo el relato no es real, no funciona”.
Los papeles de Wallraff ponen a prueba su coraje y resistencia física. No tiene límites para llegar a la verdad y mostrarla al mundo, a pesar de que ha sido perseguido por contradictores, se las ha arreglado para mantener su identidad oculta mientras hace reportería.
Su pasión por el disfraz, por asumir otras personalidades, comenzó antes que el periodismo, pues con el objetivo de evitar el servicio militar fue internado en un hospital psiquiátrico, bajo el argumento de tener una personalidad anormal y peligrosa.
De sus vivencias han sido editados libros como “Nuestro fascismo de al lado, Grecia ayer – una lección para mañana”, que fue publicado a raíz de haber estado detenido durante 14 meses en una prisión griega, al ser arrestado en Atenas en 1974, durante una protesta en contra de la dictadura militar.
“El periodista indeseable”, “Dominad la tierra”, “Inspección de actas” y “Con los perdedores del mejor de los mundos”, son otros de sus otros memorables trabajos, en una labor que no para, pues no hace mucho fue un trabajador inmigrante mal remunerado y estuvo inmerso en las oscuras mafias de la trata de personas.
MAESTRO DEL PERIODISMO INVESTIGATIVO
- Viene por primera vez a Colombia...

Es la primera vez y una cosa es leer sobre la realidad del país, informarse sobre ella, y otra muy distinta es conocerlo y vivirlo, para saber de su gente y evitar los estereotipos que nos están vendiendo. Esto es fundamental para entender realmente lo que ocurre, con una experiencia concreta, donde exista el intercambio de opiniones. Nunca dejas de aprender, menos cuando tienes la posibilidad de conocer y dialogar con las personas, para ver cómo la gente cuenta sus historias y poder apoyarlos con ellas.
- Precisamente viene a la apertura del “Encuentro Internacional de Periodistas”...
Es la posibilidad de ver o permitir que otras personas puedan aprender algo de mis historias y formas de trabajo. Un intercambio indispensable en el periodista, algo que solemos olvidar quienes nos dedicamos a esta profesión. En estas visitas y encuentros siempre se desarrollan nuevas amistades que luego se vuelven contactos y compartiendo experiencias se aprende mutuamente.
- ¿Cómo ve el periodismo de investigación hoy?
Los medios de comunicación junto a las redes sociales y las nuevas formas digitales de la información son importantes, sin ninguna duda, pero hay que frenar la velocidad cibernética y regresar a las viejas formas del periodismo investigativo, que requieren mucho tiempo para profundizar los temas, lo que no se puede hacer en medio de la inmediatez. Muchos dicen que un medio que no lance la noticia en tiempo real está destinado a morir, lo que en cierta forma es cierto, pero no para el periodismo investigativo, que necesita de tiempo y pausa, de lo contrario hacemos periodismo muy rápido, pero nada profundo.
- Un panorama complicado…;
No tanto. Veo con alegría que los jóvenes se interesan mucho por el campo del periodismo de investigación, incluso con métodos similares a los míos en la inmersión, cada vez con más herramientas e ingenio. Las cosas van cambiando en el periodismo. Para nadie es un secreto que la imagen es en muchas ocasiones más fuerte que un texto muy bien escrito, por lo que muchos, yo desde hace un buen tiempo sigo publicando mis investigaciones en medios escritos y en libros, pero ahora también a través de imágenes para televisión o internet. En la investigación las nuevas tecnologías, los buscadores por internet, te pueden ayudar a dar pasos más rápidos en ciertas situaciones, pero no resuelven todas las inquietudes que debes plantearte a la hora de hacer un reportaje.
LA DIFÍCIL LABOR DEL PERIODISTA
- ¿Cómo ve hoy la libre expresión y el derecho a la información?

Cuando empecé con este trabajo de investigación a través de la inmersión, disfrazándome, era muy difícil hacerlo, con muchas críticas y una serie de demandas jurídicas en procesos desgastantes, porque gente muy poderosa quería acabarme y prohibir la forma en como yo hacía y hago periodismo, cambiando roles. Era hacer periodismo en medio de grandes poderes económicos y político en una sociedad muy conservadora. Se ha presentado un cambio, en el periodismo hay una apertura, existen más posibilidades para trabajar, mientras que antes era bastante complicado y riesgoso. Además, encuentras un público ávido de reportajes y buenos trabajos de investigación que desarrollen todos los aspectos de un problema. Creo que no gané yo en los tribunales cuando los jueces fallaron a favor mío en las demandas, avalando mis métodos de investigación. Es un fallo que beneficia a todos los periodistas en el mundo porque se dejó claro el alcance del derecho a la información.
- Una forma de trabajo que muchos aseguran es poco ética...
Esta forma de trabajo, cambiando la identidad, mentir para entrar en distintos roles, es lo que generó la polémica, lo que tomaron quienes me acusaban para que mis investigaciones no se publicaran, para que rectificaran o para quitarme la credibilidad ganada frente a los medios, pero los tribunales dejaron claro que por encima de todo eso estaba el derecho a la información y la libertad de expresión, incluso por encima de los pequeños delitos, como el mentir sobre la identidad.
- ¿Hoy hay algún tipo de censura hacia este tipo de periodismo?
Existe una especie de autocensura cuando se critica o denuncia a una empresa o institución que pauta en el medio de comunicación. Además, se quieren evitar siempre llegar a un tribunal, porque se tenga o no razón, siempre es desgastante. En Alemania los periodistas tienen cierta seguridad, se respetan sus derechos, hay un buen ambiente para trabajar y mucha protección por parte de las leyes, pero esto no sucede en todos los países, como es el caso de México, que es la muestra clara de que en muchas partes del mundo el periodismo investigativo es un trabajo de alto riesgo. Es admirable que pese a ello lo sigan haciendo.
EL COSTO DE LA PROFESIÓN
- ¿Que tanto afecta la vida privada un trabajo como este?

Tener una vida privada en este tipo de periodismo prácticamente es imposible. Se ve muy afectada la familia, porque tocas temas muy sensibles y se genera una gran presión para ti y para quienes te rodean; creo que es la razón de los tres matrimonios que tengo a cuestas. Ahora estoy con mi tercera esposa, pero no vivimos juntos, así que creo que es una de las claves por lo cual ha durado. Si valdrá la pena o no este tipo de sacrificios, realmente es algo que no he querido detenerme a pensar.
- Usted, con una identidad falsa, se convirtió en periodista de un diario sensacionalista. ¿Cómo ve este tipo de periodismo hoy en día?
La publicación de los métodos que utilizaban los periodistas de estos diarios dañaron la imagen de ese medio, que poco a poco vio como disminuía su venta y se generaron interesantes discusiones sobre las formas destructivas de la labor de este medio. Hay que tener cuidado. Hay que tener una observación constante con estos medios, porque a veces se tiene la sensación de que han disminuido o que han dejado sus malas prácticas, pero luego te das cuenta de que han vuelto y están por todo el mundo. Hay que hacer control y observación colectiva para que la prensa siempre mejore, no pierda sensibilidad y que no volvamos al periodismo infame que hacen esos diarios.
- ¿De qué se trata la fundación que usted preside?
Es una fundación para ayudar a las personas afectadas por estos diarios con los mejores abogados. Dejamos ejemplos para que aquellos que ven como un buen negocio al periodismo sensacionalista con estas malas prácticas, lo piensen dos veces. Pero hay diarios peores en el mundo, un fenómeno muy peligroso y hay que hacer un trabajo en contra, porque el periodismo siempre debe ser social.
- ¿Alguna nueva investigación?
Estamos trabajando en dos investigaciones, dos roles, empezando por una inmersión en el campo del trabajo en situaciones muy precarias e informales y, por otro lado, terminando de escribir sobre la trata de personas, que es un tema grave y que no tiene la atención necesaria del mundo.

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