Kenia Dorta: El sentido de la caribeñeidad

Trae la buena noticia de que el Caribe colombiano es el invitado del Festival del Fuego en Santiago de Cuba, entre el 3 y el 9 de julio de 2013. Nos enseña incluso un afiche que ha sido concebido con un año de anticipación.
Kenia Dorta es la Subdirectora de Investigaciones de la Casa del Caribe en Santiago de Cuba, y estuvo invitada  como  expositora al Green Moon Festival en San Andrés y al Mercado Cultural del Caribe en Cartagena de Indias.
De entrada me dice que hay una realidad abrumadora y abismal entre San Andrés y Cartagena de Indias.
“En principio te digo que Cartagena de Indias no tiene nada que ver con San Andrés Hay más afinidad entre San Andrés con Jamaica y Barbados que con Cartagena, y veo más afinidad entre Cartagena con Cuba. Pero son diferencias de una misma cultura en el Caribe. He dicho que no hay un solo Caribe sino muchos Caribes, más allá del idioma”.
Kenia mira con sentido del humor y expresa de un tajo:  “No me meta en problemas con Cartagena de Indias que me parece una ciudad muy bella, una señora muy sofisticada, altiva, hidalga, muy mayor, pero blanca”.
“La ciudad es consciente de que es bella y le gusta exhibirse, es muy vanidosa. Eso no ocurre en La Habana”.
“El Festival del Caribe en Santiago que también es llamado Fiesta del Fuego, comenzó en 1982 con el Festival del Origen, y reafirmó en su inicio en su vocación de acoger la diversidad de todo el Caribe. Entre los santiagueros el festival se llama El Caribeño. El Caribe colombiano es el invitado en el 2013, con una delegación representativa de su cultura viva. Esa pasión por la caribeñeidad y ese sentido de pertenencia que hay en Santiago entre los mismos jóvenes, se la debemos a la Casa del Caribe y a la orientación de sus fundadores: Joel James, Jesús Coss Causse, Rogelio Meneses, entre otros.
Tres principios imprescindibles se fomentaron desde la Casa del Caribe: 1: El Caribe puede ser teorizado desde el mismo Caribe, más allá de la visión Occidental, como sujetos de estudios con una manera de ver el mundo, y no como objetos exóticos e interesantes. Es decir, aprehender desde adentro un Caribe ni epidérmico ni turístico, vinculado a la vida cotidiana, en su música danzaria y en su heterogéneo mestizaje. En síntesis, aprehender desde la diversidad al interior de nuestras profundidades. Se produjeron muchas investigaciones como las variantes del vudú  y las religiones populares caribeñas. Fue esencial la publicación de la Revista del Caribe que lleva 59 ediciones desde 1983.
El festival se convirtió en plataforma y portadora de la cultura popular del Caribe, entre sus líderes barriales, sociales y en la misma comunidad, enriqueciendo la tradición viva.
Un segundo  principio fue el de entender la cultura como un valor compartido, respetar y reconocer que tienes que conocer la cultura del otro sin descalificarlo. Ignorar la diferencia es una forma de descalificar.
Esa mirada nos llevó a defender la idea de que todas las culturas son iguales, sin jerarquías de capitales. El saber es una estética que hay que incorporar de manera orgánica.
Todo lo anterior fue básico para reafirmar la obligación de continuar la tarea de Joel Jaes, que además de escritor fue antropólogo, académico, gestor cultural. Para mí fue esencial llegar desde la universidad  con todo su racionalismo, a trabajar en la Casa del Caribe. Fue un mundo difícil, inatrapable que fue creciendo dentro en su sentido de diversidad”.
Ella promete que al regresar a Santiago de Cuba se sentará a escribir la crónica de esas dos aguas de un mismo y distinto Caribe como es San Andrés y Cartagena de Indias.
Mientras tanto se detiene a mirar ese mar de cobalto de Cartagena de Indias, tan cercano y lejano y tan parecido al mar de Cuba.