La butifarra que se posesionó de Manga

Con particular idiosincrasia costeña, tan proverbial como su habitual palangana repleta de butifarras guindada al cuello, José David Rocha Palencia sale todas las tardes de su casa en el barrio El Progreso a recorrer las vaporizantes calles de Manga para venderlas. 
Sus higiénicos embutidos de carne son elaborados en casa por él y su esposa, y como conocedor pleno de los secretos para preparar un producto tan exquisito y ancestral, tiene cautiva a una vasta clientela en la Isla de Manga (Lea: Hay bastante impacto ambiental en Manga).
‘El Cone’, como le dicen, hace esto desde los 17 años de edad, levantándose temprano todos los días durante 28 años, para salir a comprar los insumos y regresar a elaborar por lo menos 250 butifarras con las cuales se gana el sustento familiar. Su disciplina es también muestra de respeto por los clientes que esperan cada atardecer darle un gusto típico al paladar.
De un tradicional restaurante de Manga además le hacen pedidos frecuentes de 300 butifarras aproximadamente (Lea: Villa de Santa Cruz de Mompós, el gran destino en Semana Santa).
A pulso, con sol y con lluvia, se ha ganado entonces la confianza total de los mangueros, y es por lo tanto uno de los comerciantes de butifarras más conocidos y antiguos de la ciudad.
Tres butifarras por $1.000 o una grande en $500 son los cómodos precios de esta receta costeña que pone a degustar a niños, jóvenes y adultos.
Con certeza dice que el éxito de sus ventas se debe “a la higiene con que hago estos alimentos y a la sanidad que tengo para venderlos”, cosa que la gente le ha reconocido al adquirir sin prevenciones los embutidos que todos los días exhibe en su palangana.
En principio alternaba esta actividad con la venta de macetas, pero con las butifarras encontró en Manga no solo un buen mercado, también afecto y buenas amistades, de modo tal que su producto es requerido en eventos y fiestas de este barrio.
En Manga habrá buena butifarra, pues José Rocha Palencia está muy complacido con los comensales de esta isla, donde se siente cálidamente acogido.