Cultural


La música nos hace temblar de emoción

GUSTAVO TATIS GUERRA

09 de enero de 2010 12:01 AM

Marilis Palmera jamás había ido a un concierto sinfónico y ayer tuvo la inmensa felicidad de escuchar un concierto sublime en la Iglesia María Auxiliadora. Al igual que esta ama de casa residente en San Pedro Mártir, el concierto en la iglesia hizo el milagro de convocar y emocionar a un público masivo de las barriadas de Cartagena: niños, jóvenes y adultos mayores, convocados en el segundo concierto didáctico del IV Cartagena Festival Internacional de Música. “Me encantó escuchar el piano”, dijo Marilis a El Universal. Desire Morales Cogollo, confesó que “entré a la iglesia y la música fue algo relajante. Salí aliviada”. Olga Morales, de 9 grado, dijo que lo “que lo más bonito de este concierto para mí es la emoción y la inspiración que tienen los músicos al tocar”. La niña Marialuna Vélez, de 8 años, dijo que es la priomera vez que asiste a un concierto como éste. “Me gustó muchísimo el arpa”. El niño Usher Gómez de 4 años dijo que “la guitarra fue la que más me gustó”. Jairo Escobar “Yaro Escapa”, de 75 años, del Ancianato Mano Amiga, se emocionó tanto en el concierto que se puso de pie para cantarle el “feliz cumpleaños”, al pianista Stephen Prutsman, apenas escuchó que el pianista estaba de cumpleaños. “Siempre me ha gustado la música y ahora que estoy recogido en el ancianato la música es un consuelo”, dijo Jairo Escobar a El Universal. “Me gustó siempre hacer fonomímicas y ser animador. Uno de mis favoritos para la fonomímica era “El burlador de Sevilla”. Barry Kempton, manager de la orquesta City of London Sinfonía dijo a este diario que “ha sido una experiencia muy gratificante para mí ver tanto público asombrado y emocionado ante los conciertos musicales. El año pasado vine a Cartagena pero no había tenido la oportunidad de asistir a los conciertos de los barrios: Es algo fenomenal”. Ignacio Vélez Pareja dijo que “es de los hechos impactantes y valiosísimos de este festival musical: no hay manera de medir el impacto en la comunidad cartagenera porque esto es a largo plazo: sin duda, los niños y los jóvenes que asisten a estos conciertos no serán los mismos en veinte años. Algo profundo se empieza producir en la vida de estos cartageneros. Y es una verdadera lástima que una inmensa franja de cartageneros de la clase media y de la clase dirigente esté de espaldas a semejante privilegio”.

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