Cultural


La partida de un gestor cultural

REDACCIÓN CULTURAL

15 de febrero de 2010 12:01 AM

Consagró su vida a la cultura de Sahagún (Córdoba), en las últimas tres décadas, con una devoción y una constancia ejemplares. Con un desprendimiento y una entrega amorosa y sin intereses. La partida de Gonzalo Anaya Hoyos, a sus 58 años de edad, enluta la vida cultural de Córdoba y el Caribe colombiano. Estuvo al frente de muchas iniciativas y del nacimiento de diversas tareas sociales que fortalecieron el actual panorama cultural de Sahagún. Fue director de la Biblioteca Municipal de Sahagún, contó con el apoyo de la comunidad estudiantil y el aval de la ciudadanía para una gestión cultural infatigable y fecunda: Primero, el apoyo de la Asociación para el Progreso Cultural de Sahagún Aproculsa, conformado por estudiantes del Liceo Sahagún. Más tarde, el grupo cultural llamado Pro Cultura Ciudad Sahagún. Su misión: organizar la Biblioteca Municipal Luis Alfonso Lyons. “Por esa época fueron célebres los viernes culturales en los patios de la Alcaldía, evento dedicado a recolectar fondos para la biblioteca, coordinado por el profesor Ivo Olascoaga, a la cabeza de un grupo de sus alumnos del Colegio Andrés Rodríguez B.”, recuerda Edgar Cortés en un artículo que ha escrito sobre Anaya Hoyos. Mantuvo Gonzalo en la radio local un espacio dominical de una hora llamado “Cita con la Cultura”. Estuvo muy cerca como dinamizador de las nuevas dinámicas culturales de la región, afectadas la mayoría de las veces, por la carencia de una política pública y una planeación del quehacer cultural, dentro de la administración. El mal uso de lo político en lo cultural, frenó y obstaculizó procesos que nacieron con proyección comunitaria. Gonzalo jamás bajó la guardia, trabajaba y producía, a pesar de las contrariedades del sector y la pésima remuneración de los gestores culturales. Regresó en el año 2001, como el único empleado de la nómina asignado a la Casa de la Cultura, con el salario mínimo. “Pero lo más insólito es que, por sustracción de materia, también ejerce como director de la Casa de la Cultura desde hace unos seis años, porque, como el cargo no existe jurídicamente, no se ha podido nombrar el reemplazo de otro funcionario que desempeñaba esta labor. Todo por el mismo mísero salario”, cuenta Edgar. “Esta es mi vida”, confesó Gonzalo, palabras recogidas por Edgar Cortés. “A esto he dedicado 30 años y lo seguiría haciendo, de no ser por las leyes inexorables de la naturaleza; sólo espero en recompensa que Sahagún reverdezca sus laureles en el campo de la cultura y que las personas que me sucedan brinden mucho amor a mi tierra”.

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