Cultural


La voz de las Mujeres de paz

EL UNIVERSAL

20 de septiembre de 2010 12:01 AM

Ana Teresa Bernal, Patricia Buriticá y María Tila Uribe, tres de las 12 mujeres colombianas que hacen parte de la red global 1000 mujeres de paz, destacaron este martes durante un conversatorio la importancia de este proyecto por visibilizar el trabajo de las mujeres en las luchas sociales y en la defensa de los derechos humanos. El encuentro de estas tres líderes sociales se dio en el marco de una serie de conversatorios que organiza el Centro de Formación de la Cooperación Española en Cartagena (CFCE) y que acompañan la exposición 1000 Mujeres de Paz, la cual está abierta al público en los pasillos del CFCE hasta el próximo 24 de febrero. El primer diálogo fue el pasado 7 de septiembre y contó con la participación de Virgelina Chará, Hilda Liria Domicó Bailarín y María Eugenia Zabala. Estas jornadas de reflexión terminan el próximo 21 de septiembre, cuando se reunirán Nubia Castañeda Bustamante (Líder de la Ruta Pacífica de Mujeres), Beatriz Elena Rodríguez (Activista social en el Caquetá) y Rafaela Vos Obeso (Socióloga, promotora de derechos humanos). “Mujeres como nosotras seguramente hay miles en el país. Las organizaciones sociales están llenas de mujeres, pero su trabajo es invisible. Más allá de que no hayamos ganado el Premio Nobel, todo lo que podamos hacer por mostrar nuestro trabajo es importante”, dijo Patricia Buriticá, pionera en la incorporación de la mujer en los movimientos sindicales del país y actualmente integrante de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) como representante de la sociedad civil. Orígenes y luchas El origen y las motivaciones del activismo de estas tres mujeres está ligado al rechazo a hechos violentos o a la desigualdad social que vivieron en su entorno, según lo manifestaron en el dialogo que fue moderado por el periodista Tadeo Martínez. “Yo no conozco un solo día de paz en Colombia, mi país ha estado en eterno conflicto”. (…;) “Una niña que crece en un clima tan convulso no puede sino ser una mujer revolucionaria”, dijo María Tila Uribe, para resumir las razones que la llevaron involucrarse desde joven en la alfabetización de mujeres y en 1985 a fundar en Bogotá el Centro de Estudios e Investigaciones del Trabajo (CESTRA), que promueve la educación de sindicalistas y trabajadores rurales. A sus 79 años organiza un proyecto con mujeres mayores y sigue enseñando a jóvenes pobres de Bogotá. Por su parte, Ana Teresa Bernal, una de las fundadoras de Redepaz, y también miembro de la CNRR, contó que descubrir a los 11 años que vivía en una sociedad profundamente inequitativa la motivó a trabajar en causas sociales y años más tarde a promover iniciativas de paz y en defensa de los derechos humanos. “Uno no puede vivir sólo para uno, sino para mejorar la situación de todos”, dijo. El asesinato de un compañero sindicalista, llevó a Patricia Buriticá al convencimiento de que la actividad sindical debía ir más allá de las reivindicaciones de la clase obrera y extenderse a la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos en que vive la sociedad colombiana. “Nunca sobrará lo que hacen las mujeres y siempre faltará lo que hagan las mujeres por la paz”, subrayó. “La paz no es abstracto” Otro de de los temas planteados durante el diálogo fue el concepto que tienen Buriticá, Bernal y Tila Uribe, de la paz. A lo que respondieron: Ana T. Bernal: “Nuestros conflictos han sido manejados tan mal, que originaron la violencia actual. Por eso la paz es resolver los conflictos que no hemos podido zanjar en nuestra historia”. “La Paz es algo que debe construirse entre ciudadanos”. María Tila Uribe: “La paz no se hace en abstracto, hay que darle forma. Hay que darle a conocer los derechos a la gente”. “El trabajo por la paz vale la pena sin con ello podemos argumentar y hacer pensar a los otros. Valdrá la pena si los grupos con los que trabajas se transforman, si se crea un cerebro social”. Patricia Buriticá: “Cuando creamos la iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz, la coincidencia que todas teníamos era que la exclusión estaba en la fuente del conflicto. Hay que trabajar entonces por incluir: económica, social y culturalmente. Trabajar en esa dirección es trabajar por la paz”. “El derecho a la paz es el derecho a tener derechos”, agregó. En busca de caminos En relación con la efectividad de los esfuerzos de paz que realiza cada una de las mujeres, María Tila Uribe indicó que se debe multiplicar el intercambio de experiencias y buenas prácticas con el fin de impregnar a la sociedad de esas luchas. “Nosotros formamos defensores de derecho, defensores de paz, y esa práctica hay que extenderla”, dijo. Buriticá indicó que uno de los mayores retos que afronta la sociedad colombiana es el desarme, un asunto que considera fundamental si se quiere superar la incercia que han tomado las diferentes formas de violencia que hoy vive el país. “Hay que trabajar en causas que generen otra lógica del conflicto. Colombia naturalizó el conflicto y no podemos permitir todo lo que conduce a la guerra”, dijo. La Comisionada opinó que, si bien los medios de comunicación resultan claves en la difusión del trabajo por la paz y los derechos humanos, últimamente algunos están ayudando a reproducir los comportamientos y la conducta de los violentos, lo cual impide que “la sociedad se contagie de otra forma de pensar”. Se refería a la profusa emisisón en la televisión de seriados que giran alrededor del negocio del narcotráfico y sus protagonistas. Ana Teresa Bernal, quien como comisionada de la CNRR trabaja en el proceso de reparación de víctimas, el restablecimiento de sus derechos y la reconciliación con los victimarios, estima que en un conflicto que ha durado tantos años y que ha alcanzado umbrales de degradación, la reconciliación no es un propósito fácil de lograr. Colombia necesitará por lo menos dos generaciones para sanar las heridas y para que haya cambios, dijo, y enseguida agregó: “La reconciliación es un horizonte al que hay que llegar”. Uno de los últimos tópicos abordados en el diáolgo fue el de la espiritualidad de mujeres que como Ana Teresa, Patricia y María, están inmersas en procesos casi siempre convulsos y que demandan una entrega total al trabajo. ¿Qué las fortalece? “La convicción”, respondió a secas María Tila Uribe. “La convicción y el amor. La necesidad de ayudar a transformar la vida”, agregó Ana Teresa Bernal. “Pensar que todo es posible. Me resisto al fracaso”, concluyó Patricia Buriticá. La exposición La exposición 1000 Mujeres de Paz en el Mundo estará abierta al público hasta el 24 del presente mes en los pasillos del CFCE (primer piso) y en ella se pueden apreciar 1000 imágenes de estas mujeres e igual número fichas que resumen su trayectoria. La muestra comenzó su recorrido en 2005 en Zurich, Suiza, y hasta la fecha ha llegado a 60 países. Surgió a raíz de la iniciativa 1000 Mujeres por el Premio Nobel de la Paz, una nominación colectiva de mujeres de 150 países en representación de miles de activistas por la paz. Su objetivo fue promover el reconocimiento y aprecio de la labor de las mujeres a favor de la seguridad humana y la justicia. Entre estas 1.000 mujeres seleccionadas en todo el mundo, 98 son iberoamericanas, y entre ellas 12 colombianas: Beatriz Aniceto, Hilda Liria Domicó, Luz Perly Córdoba, Beatriz Helena Rengifo, Ana Teresa Bernal, Patricia Buriticá, Yolanda Becerra, Rafaela Vos, María Tila Uribe, Virgelina Chará, Nubia Castañeda y María Eugenia Zabala. Próximo conversatorio 21 de septiembre Apertura: Documental Madres por la Vida. Nubia Castañeda Bustamante (Líder de la Ruta Pacífica de Mujeres) Beatriz Elena Rodríguez (Activista social en el Caquetá) Rafaela Vos Obeso (Socióloga, promotora de derechos humanos) Moderadora: Patricia Iriarte. (Comunicadora social y escritora). 5:30 p.m./7:00 p.m. TE INTERESA MUJERES COLOMBIANAS NOMINADAS EL PREMIO NOBEL DE PAZ María Beatriz Aniceto Pardo. Líder de la Asociación de Cabildos Nasa Chxachxa. Se ha destacado por sus acciones que promueven la defensa del territorio y la resistencia pacífica a la guerra y por su lucha contra la movilización obligatoria de jóvenes indígenas en las fuerzas armadas y la guerrilla. Yolanda Becerra Vega. Presidenta de la Organización Femenina Popular (OFP). Ha trabajado en defensa de las mujeres víctimas del conflicto en Barrancabermeja y el Magdalena Medio, defendiendo en todo momento el diálogo frente a la violencia. Ana Teresa Bernal. Portavoz de la Red de Iniciativas por la Paz (Redepaz). Es miembro de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR). Patricia Buriticá Céspedes. Pionera en la incorporación de la mujer en los movimientos sindicales del país y una de las fundadoras de Mujeres Colombianas por la Paz en el 2002. Actualmente integra la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR). Nubia Castañeda Bustamante. Líder de la Ruta Pacífica de Mujeres. Es una de las impulsoras de este grupo en contra de la guerra y la violencia en el Chocó. Virgelina Chará. Líder afrocolombiana. Se ha destacado por la defensa de los derechos de su etnia y la formación política de resistencia contra la guerra. Trabaja en defensa de los derechos de las mujeres a través de proyectos productivos, formación y militancia política. Luz Perly Córdoba Mosquera. Abogada defensora de derechos humanos. De origen indígena y defensora del medio ambiente, es presidenta de la Asociación Campesina de Arauca (ACA). Hilda Liria Domicó Bailarín. Dirigente indígena. Trabaja por la educación, promoción y organización de los indígenas víctima del conflicto armado. Beatriz Elena Rodríguez. Lidera la Asociación de Mujeres Productoras de Cárnicos en el Caquetá, una iniciativa que busca dignificar y mejorar económicamente la vida de las mujeres de este departamento y permitirles ser económicamente autosuficientes. María Tila Uribe. Es reconocida como una luchadora por los derechos de la mujer y por la paz. Empezó trabajando en la alfabetización de mujeres en los 60. Actualmente organiza un proyecto con mujeres mayores. Rafaela Vos Obeso. Socióloga. Académica comprometida con la defensa de los derechos humanos, ha promovido la idea de popularizar la universidad y llevarla a los barrios populares de Barranquilla. María Eugenia Zabala. Líder comunitaria. Víctima de la violencia y el desplazamiento forzoso y viuda de la guerra (su esposo y uno de sus hijos fueron asesinados por paramilitares), se ha convertido en una líder que trabaja dando apoyo y atención a las familias campesinas desplazadas en el departamento de Córdoba.

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