Una noche magistral bajo el virtuosismo de cinco mujeres vivió Cartagena en la Plaza San Pedro Claver en el concierto de la noche del lunes. Algo en común entre ellas: la búsqueda de perfección y el cultivo de su vocación desde muy temprano. Las cinco fueron niñas precoces y fueron elegidas por su instrumento. Público masivo ávido e hipnotizado por la música tras la intensa y desbordada maestría de la cellista Alisa Weilerstein interpretando la Balada No. 3 en La Bemol Mayor Op. 47, de Fréderick Chopin (1771-1844), su manera singular de tocar el instrumento logra traducir con su propio cuerpo y gesto el sentimiento intangible de la música. Junto a ella, el canto sublime de la mezzosoprano Katarzyna Sadej descifrando el universo de la obra “Tzigane” para violín y piano, de Maurice Ravel (1875-1937); las manos agitando el tiempo misterioso del teclado en la magistralidad de Anna polonsky en su interpretación de Canciones Folclóricas Polacas, el violín perfeccionista de Bella Hristova en “Carnaval de Venecia, Op. 184”, de Félix Godefroid (1818-1897), y el arpa llena de sensitividad y lirismo de Gwyneth Wentink. La arpista holandés Wentink inició su destino musical a sus 8 años siguiendo los pasos del Concierto para flauta y arpa de Mozart. Desde sus 11 años gana premios mundiales entren los que se destacan: el Young Music Talent Foundation, el Concurso Princesa Christina (Países Bajos), el International Nippon Harp Competition en Tokio, entre otros. En mayo de 2006 ganó el Premio de Música de los Países Bajos, otorgado por el Ministerio de Cultura. En noviembre de 2007 el Premio VSCD de Música Clásica en la categoría Nuevas Generaciones. Sus tres conciertos para arpa de Joaquín Rodrigo fue considerado como el mejor álbum. La pianista Anna Polonsky, reconocida solista y músico de cámara, debutó a sus 7 años en la Escuela Central de Música de Moscú, Rusia. Obtuvo la Beca Borletti-Buitoni en 2003. Conforma el Trío Schumann y trabaja en la facultad de piano de Vassar College. Es una artista Steinway. La violinista búlgara Bella Hristova comenzó sus estudios de violín a sus 6 años. Ganó el Primer Premio de la Competencia Internacional Michael Hillen en 2007. Obtuvo el Primer Premio en el Young Concert Artists International Auditions 2009 y una Beca otorgada por el Salón de Virtuosi de Nueva York y se convirtió en miembro de la Sociedad de Música de Cámara de Lincoln Center. El espléndido concierto en la plaza San Pedro Claver, impecable y majestuoso en su organización y ejecución, fue auspiciado por Diners Club y contó con la presencia masiva de cartageneros y visitantes del mundo en el disfrute público de la música. Al final, el piano versátil, embrujador, contagioso, de Stephen Prutsman interpretando obras de Chopin, Gabriel Fauré y Pablo Sarasate. Noche fenomenal del IV Cartagena Festival Internacional de Música.
Cultural
Música de cinco virtuosas
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