Un concierto celestial para jóvenes de más de 60 años

Un concierto celestial de música clásica llegó a sus oídos desde el altar de su pequeña capilla, adornada con luces especiales.
Aníbal Dos Santos, violinista y Stephen Prutsman, pianista y director artístico del Festival Internacional de Música, fueron los encargados de abrir el escenario y hacerlos sentir como las personas más felices y afortunadas, de las que pocas veces tienen la oportunidad de observar y apreciar a músicos tan importantes y talentosos de talla internacional.
Todos fueron muy puntuales y juiciosos. Sentados en las bancas de lugar santo, escucharon con atención el concierto interpretado por un trío conformado por el violinista Steven Copes; el chelista, Jesús Castro – Balbi y el venezolano Aníbal Dos Santos.
Minutos más tarde apareció el cuarteto de cuerdas “Sain Lawrence String” que acompañado por el pianista estadounidense Brian Ganz, reconocido por su talento y ganador de varios premios como el Firs Grand Prizer, llevaron a  los abuelos a sus años de juventud.
Gracias al patrocinio del Hotel Las Américas, estos músicos fueron invitados por el VI Festival Internacional de Música Cartagena de Indias, para divertir a los más de 100 adultos mayores que viven en el Asilo.
Gerardo Triana, de 85 años y quien desde hace un año llegó al Asilo, recordó con esas melodías sus años de juventud, cuando era un conductor de camión.
Triana recordó que la primera vez que observó un concierto de este género musical fue hace 40 años, en Tolima, y eso porque se logró colar. “Anteriormente esto era algo muy exclusivo, solo para los ricos que podían ir a las presentaciones. Hoy no es así y yo me alegro mucho porque esta música es maravillosa al igual que los artistas. Lo único que no me gusta es el pelo largo del pianista (Stephen Prutsman)”, dijo.
Edilma Gómez, que por circunstancia de la vida llegó hace cuatro años al Asilo, recordó cuando recorría algunos lugares de Medellín, de donde es oriunda, cantando con grupos con los que coincidía, o sola. “A mi me fascina cantar, escuchar todo tipo de música y este concierto me trasladó a esos años maravillosos y los músicos me recordaron cuando yo era una joven entusiasta. Me quedé esperando que tocaran el Danubio Azul o el baile de las libélulas, melodías para morirse de la dicha”.
Pero no fue la única que gozó, José Pinzón, se sintió como en el cielo y contó que gracias a sus familiares, en Bucaramanga, pudo asistir a muchos de estos conciertos. “Yo no tenía la disponibilidad económica pero me invitaban mucho y a mi me encantaba ir a ver a estos artistas y escuchar esas melodías que lo llevan a uno al cielo”.
Otros como Miguel Peralta, nunca había visto en vivo semejante espectáculo. “Jamás lo vi y pensé que me moriría sin verlo, es hermoso y admirable”.
Los ángeles y santos de la capilla también fueron testigos de tan hermosas melodías a las que misteriosamente se sumó una maría mulata desde la rama de árbol, a las afueras del Asilo y que con su potente canto quiso colarse un par de veces.
El concierto terminó con fuertes aplausos que demostraron una vez más lo agradecidos que estuvieron los adultos mayores a quienes se le prometió regresar el año entrante, para darles otro concierto.