Una de las obras más esperadas a nivel barrial es la reconstrucción del puente 13 de Junio-Las Gaviotas, que desde 2011 viene sufriendo la pronunciada erosión de sus bases.
Este puente hace parte de una de las vías más concurridas de la zona suroriental de Cartagena, pues comunica las avenidas Pedro de Heredia y 13 de Junio; y está sobre el Caño Ricaurte, uno de los conductos pluviales más importantes de la ciudad.
Durante el gobierno de la alcaldesa Judith Pinedo Flórez, los líderes comunales de los barrios influenciados por el Caño Ricaurte hicieron varias manifestaciones pacíficas y bloqueos viales con la idea de que este cuerpo de agua fuera mejor adecuado para reducir las inundaciones de las épocas invernales.
En ese momento, Pinedo Flórez habló de que ya estaba incluido en la puesta en marcha del Plan Maestro de Drenajes Pluviales (PMDP) del Distrito, lo cual incluía la reconstrucción de varios puentes, entre esos el 13 de Junio-Las Gaviotas.
Sin embargo, las reconstrucciones solo se dieron en el Puente Caimán, que hace parte de la avenida Pedro Romero, a la altura del barrio Olaya Herrera; y el puente El Rubí-San Pedro, que hace parte de la Transversal 54, en cercanías de la Bomba El Amparo.
También estaba planeada la reconstrucción del 13 de Junio-Las Gaviotas, pero se aplazó, debido a que si la ampliación se hacía bajo las exigencias del PMDP se convertiría en una amenaza para los habitantes del barrio San Antonio, que tiene unas 20 casas sobre una de las márgenes del caño.
Por esos mismos días se ejecutó la ampliación del Caño Ricaurte, entre el 13 de Junio y Los Alpes, obra que terminó por empeorar la situación del puente, porque el flujo de las aguas se hizo mucho mayor, ya que antes de los trabajos el canal tenía entre ocho y trece metros, pero quedó con 21. Desde entonces, se han hecho varios anuncios sobre el posible rescate de esa estructura.
En agosto de 2015, el entonces secretario de Infraestructura, Mario Ramos Juliao, aseguró que, respecto a la ampliación del canal y rediseño del puente, las entidades responsables eran Cardique y Valorización Distrital.
En contraposición, Cardique indicó que hasta tanto el Distrito no realizara la restitución del espacio público correspondiente a la ronda del Canal Ricaurte, la corporación ambiental no podría invertir en la construcción del puente; y que Valorización cuenta con el diseño del canal desde su nacimiento hasta la desembocadura, obra contemplada en el PMDP.
En noviembre de 2016, el entonces secretario de Infraestructura del Distrito, Wilson Herrera Díaz, anunció que las obras comenzarían en noviembre de ese mismo año, en el cual los líderes comunales de los barrios aledaños denunciaron que la tala continuada de los árboles de las riberas estaban acelerando la erosión de las bases del puente.
También llamaron la atención respecto a que cuando el puente fue construido, solo se pensó en el tráfico vehicular, mas no en la movilidad de peatonal, lo que causó varios accidentes con saldos fatales.
Por esos mismos días, el entonces alcalde de Cartagena, Manolo Duque Vásquez, visitó la zona y señaló que, en coordinación con la Secretaría de Infraestructura, y la Alcaldía de la Localidad 2, haría realidad el puente, lo cual aprovechó la dirigencia comunal para enterarlo sobre las construcciones que se estaban adelantando sobre los predios del Caño, cuyos dueños iniciaron la tala de los árboles, lo mismo que los comerciantes informales que armaron tenderetes a las orillas del cuerpo de agua.
Este año
En febrero de 2017, el alcalde de Localidad 2, Gregorio Rico Gómez, aseguró que el arreglo del puente comenzaría en abril con un presupuesto de $700 millones y una duración de 8 meses, para reconstruirlo con tres carriles y dos corredores peatonales laterales.
El ingeniero Enrique Chartuni González, a la sazón asesor de la Alcaldía de Cartagena, manifestó que el puente como tal no tenía ningún problema estructural. El asunto es el terreno donde fue construido, cuyos rellenos se están desmoronando. Por lo tanto, el puente debía cambiarse, ya que no correspondía al ancho que está contemplado en los diseños del PMDP.
Ese factor requiere que el reemplazo del puente se adelante con sumo cuidado, ya que en el lecho del canal hay una serie de tuberías de acueducto y alcantarillado, lo cual implica que se trabaje con la empresa Aguas de Cartagena para efectos de la reubicación previa de la redes.
Chartuni González también hizo ver que la parte de abajo del puente tiene 12 metros de altura, pero deberá quedar con un mínimo de 20 metros, que es lo que se requiere para implementar el PMDP.
En junio de este año, los moradores de los barrios que rodean el puente impidieron que unos trabajadores del Distrito siguieran poniendo sacos de arena sobre la base carcomida, ya que para esa fechas estaban arreciando las lluvias y los vecinos exigían que se colocaran contrapesos de una tonelada.
El alcalde Rico Gómez comentó que los sacos eran una medida preliminar mientras estaban listos los diseños para la obra.
Para ese entonces el nuevo secretario de Infraestructura era Santiago Carrasquilla Sotomayor, quien adujo que los sacos debían ponerse en lugar de un muro de contención, que después habría que destruir cuando se iniciaran las obras definitivas y se perdería mucho dinero.
Asimismo, agregó que el puente que se iba a construir dependía de los diseños que se le estaban haciendo al Canal Ricaurte en esa zona, dado que la dimensión de ese cuerpo de agua permitiría saber cómo debería hacerse la nueva plataforma.
La nueva fecha para la construcción del puente sería septiembre, ya que las lluvias, según Carrasquilla Sotomayor, hacían difíciles las primeras intervenciones.
Sin embargo, pasó el mes de septiembre. Hubo crisis gubernamental en Cartagena. Llegaron las fiestas novembrinas y con ellas se olvidó la reconstrucción del puente.
Comentarios ()