Criticado sin piedad durante las eliminatorias mundialistas, en las que su equipo avanzó tras danzar con el sufrimiento, Maradona ya ubicó a Argentina entre los ocho mejores seleccionados del mundo. Y va por más. A Maradona se le achaca que su libreto táctico es deficitario, que carece de experiencia y que su principal herramienta de trabajo es darle ánimo a sus jugadores y apelar a frases sentimentales para conmoverlos. Todo eso podrá ser cierto. Al menos durante los días en que Maradona abre las puertas de la concentración en Pretoria, no se ve nada del otro mundo. Dirige partidos informales o prueba su puntería en las prácticas de arqueros y sus indicaciones “tácticas” son siempre las mismas: “¬Buena¬“, “¬Bien, bien¬“, “Muy bien” o “Qué grande, fiera”. Cualquiera de esas palabras, dichas con energía, le cabe tanto a un jugador que tejió una magistral jugada, como a aquel que la mandó a las nubes con el arco libre. No hay ninguna duda que Maradona es un motivador nato. MOTIVADOR NATO A su tropa se la ve contenta porque su jefe los apoya en las buenas y en las malas, por más que algún defensor regale un gol, como le ocurrió a Martín Demichelis en el 4-1 sobre Corea del Sur. Pero no hay antecedente de que un Mundial a un equipo le vaya bien porque se alimenta solo del combustible anímico. O que tenga suerte o sea intuitivo. SÍ TRABAJA A puertas cerradas, Maradona trabaja. Por ejemplo, cuatro de los 10 goles de Argentina fueron de pelota parada. “Eso lo ensayamos muy bien durante la semana”, dijo el volante Juan Sebastián Verón cuando Argentina venció 1-0 a Nigeria con un cabezazo de Gabriel Heinze tras un tiro de esquina. Maradona dijo que había estudiado a Nigeria y que comprobó que en los tiros de esquina su defensa esperaba cerca del arquero. Y que por eso ordenó que esos disparos fuesen abiertos porque allí iba a dar la sorpresa, como ocurrió con Heinze. Ni qué hablar de las vacilaciones de Maradona a la hora de formar el equipo, a tal punto que en la carrera hacia el mundial probó a más de un centenar de jugadores. A esa cifra, cada uno le pone un número porque entre otras cosas citó a un futbolista que estaba lesionado, con lo cual fue el hazmerreír de sus detractores que hacían hincapié en su desconcierto. LAS 23 FIERAS Además, Maradona suele llenarse la boca diciendo que su estrategia fue mirar con lupa a todos los futbolistas para luego escoger a las “23 fieras” que él dice que trajo a Sudáfrica. Maradona está convencido de que no tiene contradicciones y que sus titubeos son similares a las de una orquesta que ensaya afinando voces e instrumentos para su función de gala. Hasta días antes del Mundial, Maradona planeaba jugar con cuatro defensas, cuatro en el medio y dos delanteros. Pero cuando llegó a Pretoria cambió de opinión y dispuso salir con tres adelante: Lionel Messi, Gonzalo Huguaín y Carlos Tevez. ¿Por alguna cuestión táctica? No. Ni por asomo. Maradona dijo que iba a desplegar un trío ofensivo porque “no lo podía dejar afuera a Carlitos”, quien lo terminó de convencer de que merecía ser titular por el empeño que puso en los entrenamientos en Sudáfrica. Tevez respondió a esa confianza el domingo con dos goles en la victoria 3-1 de Argentina ante México que lo dejó en los cuartos de final de la Copa del Mundo. Messi es otro ejemplo de que Maradona combina varios ingredientes en su flamante carrera como técnico. TIEMPO PARA MESSI Todo el mundo responsabilizó a Maradona porque Messi no deslumbraba en Argentina como lo hace en el Barcelona. Pero Maradona le pidió tiempo al tiempo. Y tras un par de fracasos en las eliminatorias que involucraron también a Messi, lo rodeó de Tevez e Higuaín y lo protegió con volantes como Angel Di María y Verón o Maxi Rodríguez que suelen acudir en su auxilio. Aunque no marcó goles, Messi pasó a ser gran figura de Argentina y uno de los mejores del mundial. MESSI, FELIZ La “Pulga” dijo la semana anterior que se sentía “muy feliz” por el trato que le dispensa Maradona. Eso sí, parece que casi no recibe instrucciones tácticas, ni técnicas. Solo escucha algo así como “Fiera, entra y rómpela”. “Yo le fui a contar a Messi (cuando lo visitó en España) que a mí nadie me dijo dónde yo tenía que jugar, ¿eh? Entonces, yo no le tenía que decir a Messi dónde tenía que jugar”, dijo Maradona. “El tenía que decidirse a jugar donde él quisiera jugar. Y ya era grandecito y hombrecito. Yo lo hice en su momento. Ahora le toca a él”, agregó el “10”. PALERMO, OTRA PRUEBA Martín Palermo es otra prueba de que todo lo que Maradona toca en este Mundial lo convierte en oro. Palermo parecía tener destino eterno de banco ya que llegó a Sudáfrica como el quinto delantero detrás de Messi, Higuaín, Tevez, Diego Milito y Sergio Aguero. Ante Grecia, en el cierre de la primera ronda, Argentina vencía 1-0 a Grecia y Maradona decidió hacer un cambio en la ofensiva. Tuvo un cambio de opiniones con sus asistentes, quien preferían que entrara Higuaín por Milito. “Ah sí, ustedes dos (quieren a) Higuaín, tráeme a Martín. Me salió bien, le gané a los dos”, dijo luego Maradona. Palermo, de 36 años, entró faltando 11 minutos y al rato metió el segundo. ¿Cuál fue la indicación táctica de Maradona? “Le dije, 'andá y definímelo”', relató el entrenador.
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Maradona combina una rara fórmula para el éxito
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