Hace 9 años la vida dejó de ser normal para Fanor González Morales, por cuenta de una confusión de identidades en la base de datos de los organismos estatales de justicia, pues existe otra persona identificada con ese mismo nombre, a quien las autoridades buscan hace mucho tiempo por haber cometido un crimen en Bogotá.
El suplicio para González, el ciudadano de bien que además vive en Cartagena, comenzó el sábado 7 de febrero de 2009, cuando junto a varios amigos se dirigía a Barranquilla, para disfrutar del Carnaval.
En su itinerario en carro particular, tomaron la vía de Carreto (Bolívar) para recoger a unos acompañantes, y en inmediaciones de Suan (Atlántico) los detuvo un retén de la Policía, donde al identificar a Fanor, le informaron que había una orden de captura expedida en su contra, por la comisión de un homicidio en la capital del país.
“Muy sorprendido por lo que me acababan de manifestar, yo les dije que ‘ni conozco a Bogotá’, entonces me llevaron a un calabozo. Después me trasladaron a San Juan y me dejaron esposado, sentado en una banca. El lunes me llevaron a Arjona y de ahí fui remitido directamente a la Cárcel de Ternera”, cuenta Fanor González.
Sometido a un lento proceso de esclarecimiento de la verdad, González Morales estuvo privado de la libertad, en esa misma prisión, durante tres meses, y ante esta situación que él califica de calamitosa e inaceptable, pues ha vulnerado los derechos de todo su núcleo familiar, “siempre le insistía a la Dijín que yo no conocía a Bogotá, y les pedí que buscaran a la esposa del muerto (asesinado por un homónimo que aún está huyendo), quien era vecino del verdadero homicida”, relata este hombre injustamente acusado.
Finalmente las autoridades encontraron a la esposa del difunto, y le enviaron fotos del Fanor González de Cartagena, para que corroborara si era o no el asesino de su cónyuge.
En efecto, “la mujer dijo que yo no era, porque el verdadero asesino es más bajito y es caleño, y yo soy costeño, y fue entonces cuando me dieron la libertad”.
Ya Fanor González Morales, el inocente, evita en lo posible salir a la calle, pues lo siguen confundiendo con su homónimo condenado a 40 años de prisión por homicidio agravado.
En consecuencia, ahora González Morales es prisionero de su miedo a que lo vuelvan a detener, acusado por el delito de asesinato que nunca cometió. “Los problemas continuaron, varias veces me han detenido en requisas cuando me piden documentos, me dicen siempre que me están buscado por homicidio”, narra Fanor.
La ultima vez que lo detuvieron fue en un centro de votación en Cartagena, en las elecciones legislativas a Congreso de Colombia el 11 de marzo de este año. En esa ocasión estuvo más de 30 horas privado de la libertad en la Estación de Policía de Los Caracoles, hasta que confirmaron su inocencia con Bogotá.
No ha bastado para las autoridades (Dijín - Policía) un oficio emitido el 23 de febrero de 2009 por el Juzgado 53 Penal del Circuito de Bogotá, y otro del Juzgado Primero de Ejecución de Penas de Cartagena, determinando la libertad inmediata de Fanor González Morales, y la cancelación de la orden de captura en su contra. Con esos documentos va siempre este hombre, cuando le es imperante salir de su casa.
“En ese momento volvió el calvario para mi familia, al tener que llevarme comida a la celda, y las demás incomodidades que uno sufre, y ahora estoy padeciendo una enfermedad”, explica González.
Hace bastante el hombre puso su caso en manos de un abogado, quien a su juicio no ha logrado que avance el proceso para limpiar su nombre y procurar una indemnización por todos los daños morales y de salud que le han causado a él y a su familia.
Fanor González está buscando otro profesional del Derecho que asuma su caso con la debida responsabilidad que amerita, pues este desafuero daño su calidad de vida, el derecho a llevar una vida normal.
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