El más reciente pronunciamiento en contra de la medida lo hizo la Junta Directiva de Asoganorte, una agremiación que aglutina a un representativo grupo de ganaderos de la Región, que en un comunicado público expedido el fin de semana “rechaza enfáticamente la decisión del gobierno de restringir las exportaciones de ganado en pie, a un contingente de 14.000 machos bovinos anuales...”.
Para Asoganorte, “esta medida se constituye en una señal contradictoria frente a las políticas de internacionalización de la economía donde nuestro sector ha quedado expuesto ante los desventajosos acuerdos negociados en los tratados con Estados Unidos y la Unión Europea”.
La decisión ministerial ya había merecido el rechazo de un grupo de ganaderos de Bolívar, de exportadores de ganado en pie a El Líbano y de voceros de dos importantes subastas ganaderas de la Costa (Subacosta y Subastar), pero justificada por el Ministerio de Agricultura, como medida para preservar el hato ganadero nacional.
Los ganaderos de Asoganorte recordaron que “luego del cierre del mercado venezolano, habíamos iniciado exportaciones en pie a El Líbano que iban en aumento, convirtiéndose en un canal eficaz de comercialización de los excedentes, manteniendo unos precios internos bajos y competitivos dentro del contexto global”.
Durante el periodo mayo –junio, por los puertos de la Costa Caribe (Barranquilla y Cartagena) habían zarpado 4 buques con cerca de 25.000 bovinos, prácticamente el doble de lo autorizado para un año con este acto administrativo regulatorio.
Aunque los ganaderos reconocen que las exportaciones de productos cárnicos procesados, refrigerados o congelados generan un mayor beneficio a la economía por su agregación de valor, advierten que “este mercado es casi inexistente e imperceptible por el momento”.
“Por lo anterior, creemos que esta decisión va en detrimento de los intereses del productor primario de la cadena cárnica nacional, en especial de la Región Caribe, por sus efectos lesivos sobre la venta de los ganados e insumos, que afectan directamente el precio, disminuyendo los ingresos y la rentabilidad del ganadero; generando al final un desestimulo a la inversión, producción, el empleo, atentando contra el desarrollo sostenible y competitivo de este sector”, advirtió Asoganorte.
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