Cuba es elogiada por reparto de tierras

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) elogió el reparto de tierras en usufructo que el gobierno de Raúl Castro inició hace tres años para elevar la deprimida producción de alimentos en Cuba, informó este martes la prensa local. 
“La entrega de tierras en Cuba constituye una valiosa experiencia para revertir la migración del campo hacia la ciudad” y “permite incentivar la producción de alimentos”, dijo el representante de la FAO en la isla, el brasileño Marcio Porto, citado por el diario oficial Granma. 
Porto destacó, sin precisar cifras, que la FAO desarrolla “29 proyectos de colaboración” con Cuba y confía en su agricultura “a pesar de las dificultades materiales” que enfrenta el sector, porque “existe voluntad política para resolver los problemas alimentarios”. 
Al inaugurar un simposio sobre tubérculos y frutas, organizado por un instituto de investigaciones agrícolas del centro de la isla, Porto destacó la necesidad de “producir más en la misma superficie, conservar los recursos naturales” y “reducir los efectos negativos sobre el medio ambiente”. 
El gobierno cubano había entregado hasta septiembre pasado 1,3 millones de hectáreas de tierras estatales ociosas, de las cuales ahora el 79,2% está en explotación, según datos oficiales. 
Cuba tiene una superficie agrícola de 6,6 millones de hectáreas, de las cuales había en 2007 sólo unos 3 millones cultivadas, de acuerdo a la estatal Oficina Nacional de Estadísticas. 
Desde que asumió el mando hace cinco años por la enfermedad de su hermano Fidel Castro, Raúl impulsa una serie de reformas para elevar la producción y reducir las importaciones de alimentos, que alcanzarán este año 1.500 millones de dólares, cifra elevada para sus deprimidas arcas.
La isla importa el 80% de los comestibles que consume. 
La reforma agrícola incluye, además de la entrega de tierras, la mejora en los precios a los productores, la venta de aperos y créditos a tasas de interés bajas. 
Los campesinos cubanos se quejan sobre todo del monopolio estatal en la comercialización de sus productos y las trabas burocráticas.